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Había pasado una semana. Una semana en la que Astrid y Taehyung no habían cruzado palabra. Algo se sentía diferente después de aquella pelea entre su primo y su intermitente compañero de pupitre.
Sí que había vuelto a ir un par de veces a la cafetería del trabajo de Astrid con sus amigos, pero la máxima interacción que habían llegado a tener fueron cruces de miradas. Sin palabras, pero se decían muchas cosas. Y ella intuyó que no iba a ese local por pura coincidencia, él sabia perfectamente que estaría allí.

El chico tampoco se había vuelto a hablar con su hermano. Intentaba pasar por casa lo menos posible para no verle, y cuando se veían todo cuanto hacían era evitarse, ignorarse.

— Oye el chico ese no ha dejado de venir en toda la semana y cada vez que lo hace se pasa el rato mirándote.

— Es un sitio público, Sofía. Puede entrar quien quiera.

— Ya claro, qué excusa más barata.

Intentó intimidarla para que confesase todo. No lo consiguió.

— ¿Y dices que siempre se sienta a tu lado?

— Casi siempre —corrigió.

— ¿Y aun así no habláis?

— Que va...

— Pues vaya un chico más raro.

Astrid se encogió de hombros divertida por el disgusto de Sofía. Afirmaba firmemente que debíamos salir juntos. Una locura vamos.
Su compañera de trabajo se las había ingeniado para que cada vez que viniese Taehyung con sus amigos tuviese que atenderlos Astrid, así pensaba que conseguiría avanzar algo con él algún día.
A mitad de la tarde apareció Woozi, tan sonriente como siempre y Sofía estuvo todo el tiempo hablando con él a través de la barra. No había mucho que hacer esa tarde así que no pasaba nada porque se distrajese con su novio charlando.

Como si el universo hubiera escuchado sus anteriores pensamientos hacia él y quisiese torturarla entraron por la puerta Taehyung y sus dos amigos. Se sentaron en la misma mesa que lo solían hacer cuando venían e irremediablemente tuvo que ir a atenderles. Mientras tomaba nota de sus pedidos notó a Taehyung especialmente esquivo con ella, lo cual le pareció raro ya que no había sucedido nada entre ellos en los últimos días. Decidió no darle importancia, al fin y al cabo tampoco es que le conociera mucho como para saber si ese comportamiento era raro en él.

— ¿Por qué no vas y hablas con ella? —Preguntó Jimin.

— No digas tonterías.

— Ambos sabemos que no lo son, Hyung —acordó Namjoon.

— Te la pasas pensando en ella y cada vez que tienes un hueco libre insistes en venir aquí.

— Solo porque ella está trabajando aquí.

Los miró con un profundo odio y rencor en su mirada. Se arrepentía muchísimo por haberlos traído a ellos con él cada vez que iba a la cafetería, pero hubiera sido mucho más sospechoso si fuera él solo.

— Sois insufribles.

— Decimos las cosas como son —dijo Jimin haciéndose el importante.

— Por cierto Jimin —habló Namjoon— ¿Cómo es que no estás mancillando a nuestra pelirroja?

— Ni idea, me dijo que no podía —contestó con cara de aburrido.

— ¿Patrice? —Preguntó Taehyung. Ellos asintieron con obviedad— Ah si, creo que está con Mingyu. Me dijo que iban a quedar.

El castaño siguió bebiendo tranquilamente de su vaso. La cara de Jimin dejaba ver una mueca de confusión.

— ¿Mingyu? ¿Es en serio?

Su amigo asintió.

— Pero si ese tío es idiota —se quejó Jimin—. No me puedo creer que haya pasado de mí por él.

— A mi me cae bien —dijo Namjoon ganándose una mirada reprobatoria de su amigo.

— ¿Por qué te sienta mal? Solo sois amigos; amigos que quedan y pasan un buen rato, pero amigos al fin y al cabo. Y ahora también está él y...

Dejó la frase en el aire, pero Jimin no se conformaba con medias tintas y le animó a que terminase de hablar.

— ¿Y qué?

— Bueno... digamos que a lo mejor te deberías ir buscando otra amiga con la que pasar buenos ratos. —Namjoon se rió ante el comentario— No soy el único que se ha dado cuenta de que lleva bastante tiempo quedando con él. Y si en algo se parece a ti —señaló a Jimin— es que por lo general no repite ligues...

— Si, y a este ya le ha dado tiempo de sobra a sanearlo a fondo.

La cara de Jimin era un poema.

— Al parecer este le ha gustado.

— Oye, oye. Creo que os estáis montando demasiadas películas —exclamó Jimin—. Conozco a Patrice y nunca le ha durado un novio más de tres semanas.

Sus amigos se carcajearon al oir aquello. Al parecer habían pensado lo mismo.

— Eso es porque no has dejado que duraran más tiempo —recriminó Taehyung.

— Si, tío. Siempre has conseguido que corten.

— Porque todos ellos eran imbéciles y me negaba a tener que aguantarlos en mi propio grupo. Estaba claro que tarde o temprano lo dejarían, yo solo aceleraba el proceso.

.....

Astrid terminó de limpiar la barra por segunda vez en el día. Apenas lo hizo tuvo que cobrar a unos clientes que ya se marchaban. Sofía acababa ya su turno por lo que se fue a cambiar y Astrid se quedó charlando con Woozi. Era un chico realmente encantador y muy sociable. En apenas diez minutos le había caído mejor que la mayoría de las personas que conocía juntas. Sin duda era la pareja ideal para Sofía.

Taehyung se aproximó hasta la barra, justo en la zona donde se encontraba Astrid de espaldas a él y por lo que parecía no le oyó llegar. El chico tosió falsamente y ella se giró sorprendida y con los ojos más abiertos de lo normal.

— ¿Me cobras?

Ella asintió repetidas veces. Le cogió el dinero y lo metió en la caja cogiendo las vueltas para dárselas a Taehyung.

— Aquí tiene su vuelta.

— No me tienes que llamar de usted, no soy tan viejo.

— Estoy trabajando —contestó ella algo tímida.

— Me da igual. No me gusta que me llames de usted. Así que no lo vuelvas a hacer.

Su expresión dura intimidó a Astrid quien se limitó a asentir rápido con la cabeza. El chico se dispuso a irse pero se volvió hacia ella.

— ¿A qué hora sales de trabajar?

Ella parpadeó varias veces sin saber a qué venía aquella pregunta.

— En tres cuartos de hora.

Taehyung asintió levemente y luego se marchó sin decir nada más.

Astrid se preguntó lo lo quería saber por quedar con ella cuando saliera de trabajar o algo parecido, pero no fue así porque cuando terminó su turno y salió a la calle no se encontró con él por ningún lado ni de camino a casa.

No fucking limits.Where stories live. Discover now