Uno; Nuevos comienzos

9K 265 67
                                    

2018

Cargué la última caja en el maletero del coche y lo cerré. Me giré y sonreí ante la tierna escena que se estaba produciendo delante de mí. Rachel abrazaba a sus padres mientras su madre intentaba dejar de llorar.

—¡Mamá! —exclamó ella al separarse— Que no me voy a vivir a otro país, estaré a media hora de aquí. —Rió intentando animarla.

—Pero es que mi pequeña se va —Limpió sus lágrimas—. Ya no podré hacerte el desayuno los domingos, ni despertarte los días que te quedes dormida... ¡Incluso voy a echar de menos ir detrás de ti para que recojas tu habitación!

—Tranquila, ya me encargaré yo de que haga las tareas —bromeé pasando mi brazo por sus hombros.

Así es, después de tres años juntos y meses insistiendo había conseguido que Rachel, o Rae como la apodé yo, aceptase venir a vivir conmigo.

—¡Oye! —Se apartó de mí— Si me vas a tener como una esclava no me mudo —Hizo el ademán de entrar en la casa pero la agarré por la cintura.

—Oh no, de eso nada. Ya has accedido a hacerlo, no pienso dejar que te escapes.

—¡Socorro papá! —chilló intentando zafarse de mi agarre— El ogro me quiere secuestrar.

Todos estallamos en carcajadas. Para sus veintidós años recién cumplidos Rae era una chica bastante madura, aunque había veces en las que parecía que estaba saliendo con una niña de cinco años. Siempre bromeaba diciéndole que sería una gran profesora porque sería como una más en la clase.

—Va, basta de bromas —habló James, su padre—. Aún tienes que acabar de instalarte y si no os dais prisa os darán las tantas.

—¡Es verdad! Tenemos mucho que hacer.

Había aflojado mi agarre sobre ella por lo que esta vez Rachel pudo liberarse y salir corriendo hasta el coche.

Me despedí de James y Claire.

—Cuídala. —Me dijo él.

—No tienes ni que pedirlo. —Sonreí.

Miré a mi novia metida en mi coche. Tenía las ventanillas subidas pero por su movimiento de cabeza supuse que estaba escuchando música.

Me dirigí hacia allí y me metí dentro. Al escucharme entrar Rachel se giró hacia mí para dedicarme una radiante sonrisa.

—¿Lista? —pregunté abrochándome el cinturón.

—Más que nunca.

Me acerqué a ella para depositar un casto beso en sus labios antes de arrancar el coche. Rae bajó la ventanilla y agitó la mano, despidiéndose de sus padres mientras nos alejábamos por la calle hacia nuestra casa.

___

—Bien, esa era la última caja —anunció.

—¿Ya hemos acabado?

Rachel asintió sonriente.

—¡Genial! —Me tumbé en la cama exhausto.

Ella rió y se sentó a mi lado.

—Así que ya es oficial... —susurró— Vivimos juntos.

—Hombre, yo había pensado en hacer algo para oficializarlo.

—¿Qué? ¿Abrir una botella de champán o algo así? —bromeó.

—Bueno... —Me incorporé— Yo había pensado en algo que nos incluía a ti y a mí y que consiste en estrenar la cama. Pero también podemos hacer algo con el champán. —Moví las cejas sugestivamente.

Flatline • jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora