Cinco; Cambio de planes

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El fin de semana pasó tranquilo, a pesar de los momentos en los que Rachel entraba en su estado de: "No soporto este dolor así que la pago con cualquiera que esté cerca". No era nada con lo que no hubiese lidiado estos tres años, pero me alegraba de que los dolores le durasen solo dos o tres días.

Gracias a Rae hoy nos habíamos levantado puntuales y habíamos podido arreglarnos y desayunar con tranquilidad.

Ahora mismo me encontraba, junto a mi equipo, en el gran despacho del señor Miller —sin duda el suyo no tenía nada que envidiar a los de sus empleados—.

Los cuatros nos encontrábamos de pie, delante de su escritorio, mientras esperábamos que terminase de examinar bien nuestras propuestas. Hasta que no hablase sería imposible saber si le habían gustado o no, su rostro se mantenía impasible.

—¿Crees que le gustan? —susurró Brooke a mi lado.

Yo me encogí de hombros aún mirando al jefe.

—Con este hombre nunca se sabe.

Tras un par de minutos más el señor Miller cerró la carpeta en que se encontraban los bocetos y las ideas y la dejó en el lado opuesto de la mesa, donde nosotros nos encontrábamos.

Entrelazó los dedos de sus manos y las apoyó sobre el escritorio antes de alzar la vista para mirarnos. Estaba empezando a ponerme nervioso cuando carraspeó, dispuesto a hablar.

—Las ideas están bien —Empezó. Sin embargo no me relajé, tenía la sensación de que había algo más—, pero vamos... Estamos hablando de Hugo Boss, tenemos que ir más allá.

—Bueno, apenas llevamos una semana trabajando en ello. —Trató de justificarnos Megan.

Este no era un trabajo sencillo. Prácticamente todo estaba inventado ya y tenías que comerte la cabeza buscando algo que no se hubiese hecho y que además llamase la atención de la gente. Si a eso le añadíamos el hecho de que esta vez el encargo era para una marca tan conocida como Hugo Boss las cosas solo se complicaban aún más.

—Lo sé, pero confío en vosotros y sé que podéis dar más. —Sonrió para darnos ánimos.

Nos miramos entre nosotros y suspiramos. Aún teníamos tiempo para pensar en cosas nuevas, pero desanimaba saber que aquello en lo que has estado trabajando no es lo suficientemente bueno.

Recogí la carpeta dispuesto a salir de allí, pero nuestro jefe nos detuvo antes de dar un solo paso.

—Por cierto, el viernes a última hora llegó esto —Abrió un cajón de su escritorio y sacó de éste una pequeña caja negra con el logo de Hugo Boss en blanco—. Es la colonia que van a sacar, quizás con esto os inspiréis un poco más. —Empujó la cajita hasta el borde de la mesa y esta vez fue Ethan quien la cogió.

—¿Algo más? —preguntó Brooke. A pesar de que intentó que su tono sonara tranquilo era evidente que tampoco estaba muy contenta con que a nuestro jefe no le hubiesen gustado nuestras propuestas.

—En realidad sí, este sábado hay una cena con algunos representantes de la marca. Debéis asistir todos sin falta. —Nos apuntó con el dedo.

Fruncí el ceño. ¿El sábado?

—Disculpe señor, pe-

—Nada de peros, Bieber. He dicho que todos —habló firmemente—. Ya podéis iros —dictó antes de centrar su atención en la pantalla de su ordenador.

Suspiré y di media vuelta, saliendo del despacho seguido por mis compañeros.

—¿Pasa algo? —Me preguntó Ethan tras cerrar la puerta.

Flatline • jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora