Sesenta y uno; Cambios

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El teléfono de mi despacho empezó a sonar con insistencia y yo descolgué, sin apartar la vista de la pantalla.

—¿Diga? —pregunté sujetando el auricular entre mi hombro y mi oreja, para así poder seguir trabajando.

—Justin, soy Rose.

—Hey, ¿pasa algo? —Fruncí ligeramente el ceño.

—El señor Miller ya está en el despacho con su sobrino, quiere que te pases para hablar contigo.

—¿Tiene que ser ahora mismo? —Esbocé una mueca— Estoy ocupado con una cosa y...

—Sabes que sí. —Me interrumpió.

—Está bien —Asentí suspirando—. Ahora voy.

—Bien, no tardes. —Me advirtió antes de colgar.

Yo colgué también y guardé lo que había estado haciendo hasta ahora antes de salir de mi oficina, para dirigirme al despacho de mi jefe.

Al llegar saludé a su secretaria con una sonrisa que ella correspondió.

—Están los dos dentro. —Rose señaló la puerta a sus espaldas.

Yo asentí y me dirigí hacia ésta, llamando un par de veces antes de abrirla y asomarme un poco. Frente a mí se encontraban mi jefe, sentado en el amplio sillón de su escritorio, y su sobrino, sentado frente a él y ligeramente girado hacia mí.

—Bieber, pasa. —Me animó haciendo un gesto con su mano.

—Buenos días. —Les saludé adentrándome en la sala.

Cerré la puerta a mis espaldas y me dirigí hacia el escritorio, tomando asiento junto a Luke que me dedicó una sonrisa y un simple asentimiento de cabeza a modo de saludo.

—Bien, antes de nada quiero agradecerte que hayas estado ayudando a mi sobrino durante estas semanas que sé que han sido un poco caos. —Esbozó una mueca.

—Oh... No ha sido nada —Agité la cabeza—. Al principio fue todo un poco caótico —admití y Luke asintió de acuerdo conmigo—, pero todo fue mejor cuando le pilló el truco a todo esto. Sin duda se le da bien. —Le alabé.

—Sí, yo también me he dado cuenta de ello —Asintió mi jefe de acuerdo conmigo— y por eso le he hecho una oferta. —Dirigió su mirada hacia él.

—¿Una oferta? —Miré a ambos curioso.

—Estas últimas semanas he estado pensando las cosas —Se recostó en su asiento—. Tres sedes son bastantes y necesito tener a gente de confianza a cargo de ellas —Me explicó—. Por eso le he propuesto a Luke que tome el mando aquí. —Volvió a mirarle, dejándome totalmente sorprendido.

—Pero... ¿y usted? —Fruncí el ceño.

—De momento tengo que seguir pendiente de lo que estamos montando en Londres —confesó—. Para después de verano tenemos pensado abrir otra sede en Chicago y, aunque no es nada seguro, dependiendo de cómo vayan las cosas en Londres quizás nos expandamos por Europa también. Prefiero estar pendiente de todo eso al cien por cien.

—Comprendo. —Asentí.

—Te comento esto porque espero que sigas dispuesto a colaborar con Luke, en caso de que acepte mi oferta —añadió rápidamente.

—Oh... Claro —Asentí—, hacemos un buen equipo. —Sonreí mirándole y él imitó mi gesto.

—Yo también lo pienso. —Asintió.

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