Cincuenta y siete; Nuevo contrato

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Unos golpes en la puerta hicieron que todos apartásemos la vista de lo que estábamos haciendo y la dirigiésemos hacia ésta. Al abrirse pude ver a Rose asomándose por la puerta.

—Justin, Luke necesita que vayas a su despacho.

—¿Hay algún problema? —Fruncí ligeramente el ceño.

Ella se encogió de hombros.

—Solo me ha pedido que viniese a buscarte.

—Está bien —Asentí—, enseguida voy. —Le dije para que no me esperase.

—De acuerdo. —Me sonrió levemente y cerró la puerta.

—¿Sigues tú con esto? —Miré a Brooke, refiriéndome al proyecto en el que estábamos trabajando.

—Claro, no te preocupes. —Agitó su mano.

—Intentaré volver lo antes posible. —Les avisé levantándome.

—No te preocupes. —Megan me sonrió antes de centrarse de nuevo en lo que estaba haciendo.

Salí de allí y me dirigí hacia el despacho de mi jefe, ocupado ahora por su sobrino que técnicamente ahora era mi jefe también.

—Te espera dentro. —Rose señaló la puerta sin apenas mirarme, parecía bastante concentrada en su ordenador.

Abrí la puerta del despacho y me asomé, dando con Luke sentado frente a su escritorio, bastante concentrado en su teléfono.

—¿Querías verme? —pregunté adentrándome a la sala.

Alzó la cabeza y sonrió al verme.

—Hey, Justin —Me saludó acomodándose mejor en su asiento—. Pasa, pasa. —Hizo un gesto con su mano para que me acercase a él.

La verdad era que, después de más de un mes con él allí, había algo de confianza entre ambos. Pasábamos bastante tiempo trabajando juntos y a pesar de que a veces era algo frustrante trabajar con él por su inexperiencia, al ser los dos jóvenes —él tan solo tenía veintitrés años recién cumplidos—, teníamos bastante complicidad.

—¿Qué pasa? —pregunté tras sentarme en una de las sillas que había frente al escritorio— ¿Algún problema con tu tío? —Alcé una ceja.

—Bueno, es algo que tiene que ver con mi tío, pero no hay ningún problema —Agitó la cabeza—. Quiere hablar con nosotros.

—¿Con los dos? —Nos señalé y él asintió— ¿Ahora? —Fruncí ligeramente el ceño.

—Sí, me ha pedido que hagamos una videollamada.

Giró un poco la pantalla de su ordenador, de forma que los dos pudiésemos verla y abrió FaceTime para poder llamar a su tío. Apenas unos segundos después el rostro de mi jefe pasó a ocupar toda la pantalla.

—Buenas. —Nos saludó.

—Buenas tardes, señor —dije yo, mientras que su sobrino se limitó a hacer un gesto con su mano.

—Siento haberos avisado de esto hasta último momento, pero es que no he estado seguro hasta hace una hora.

—¿De qué habla exactamente? —Fruncí el ceño ligeramente, sin entender nada.

—¿Recuerdas que la semana pasada te comenté que estaba trabajando en algo importante?

—Umm... Sí, algo me suena. —Asentí frotando mi frente.

—Bien... Pues resulta que estos últimos días he estado cerrando un trato. —Sonrió orgulloso.

—¿Con quién? —Luke se inclinó un poco hacia delante, interesado en lo que su tío estaba diciendo.

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