Cuatro; Enfado

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Suspiré después de cerrar la puerta tras de mí. Al fin en casa.

Ahora mismo solo me apetecía darme una ducha y...

Escuché unas risas provenientes del salón y fruncí el ceño extrañado mientras me dirigía hacia allí. Al llegar vi que teníamos visita. Esa ducha tendría que esperar.

—Hola cielo —Rachel se levantó del sofá y me saludó con un beso en los labios—. ¿Qué tal el día?

—Largo —Me quejé haciéndola reír—. Hola Em —saludé a la mejor amiga de mi novia.

—Hey Justin. —Sonrió abrazándome.

—¿Qué haces aquí? ¿No tienes que estudiar o algo? —La pinché antes de sentarme al lado de Rae.

A pesar de que Emily tenía la misma edad que Rachel ella había decidido tomarse un año sabático antes de entrar a la universidad, así que ahora estaba en su último año.

—Primero ni os molestáis en invitarme a vuestra casa y ahora que estoy aquí me quieres echar... —Se hizo la ofendida y yo reí.

Esta chica era de lo que no había... Aún recordaba cuando la conocí.

Otra noche más detrás de la barra del bar de la discoteca y pintaba tan aburrida como siempre.

Estaba ordenando unas botellas cuando escuché unas voces a mis espaldas.

—¿Es él?

—Sí, pero Em... —Ésta se me hizo conocida, pero no sabía de qué.

—Calla y déjame a mí —dijo antes de carraspear—. Perdona...

Supuse que hablaba conmigo así que me giré hacia ellas y para mi sorpresa topé con la chica del carné falso de hacía un par de semanas. Sin embargo, esta vez no venía sola, una chica de pelo negro la acompañaba.

—Vaya, vaya... —Sonreí apoyándome en la barra— Así que has conseguido burlar a los de seguridad de nuevo. ¿Cómo te llamas hoy? —Me burlé.

—Sigo siendo Rachel. —Rodó los ojos y yo reí.

—¿Y tú eres...? —Me giré hacia su acompañante.

—Emily o Em, como prefieras —Agitó la mano quitándole importancia—. Justin, ¿verdad?

—Vaya, preciosa... —Miré de nuevo a Rachel— No sabía que había causado tal impacto en ti que hasta le has hablado de mí a tus amigas.

—Veo que sigues tan imbécil como el otro día. —Intentó parecer seria, pero una sonrisa empezaba a tirar de sus labios.

—Es mi encanto personal. —Me encogí de hombros como si nada.

—Si voy a tener que aguantar este coqueteo durante toda la noche más te vale servirme algo fuerte. —Me advirtió Emily.

—Así que habéis venido por eso... Pensaba que me echabas de menos, Rae.

Ella pareció sorprenderse por la forma en la que la había llamado, pero enseguida se puso seria de nuevo.

—Sigue soñando.

Entonces una idea cruzó mi mente.

—¿Qué os parece si hacemos un trato? —propuse.

—¿Qué trato? —preguntó Emily interesada.

—Yo os sirvo todas las bebidas que queráis, sin pasaros evidentemente —aclaré—, si Rachel acepta tener una cita conmigo. —Sonreí al ver la cara de la rubia.

Flatline • jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora