Cincuenta y uno; Mis chicas

1.7K 149 84
                                    

Solté un suspiro, dejándome caer sobre el sofá.

Hacía ya un buen rato que Marie había venido a por Tommy, agradeciéndonos que nos hubiésemos quedado con él, y Rachel y yo ya habíamos cenado. Yo me había encargado de limpiar los platos mientras que ella estaba arriba, haciendo alguna cosa del colegio.

Bailey subió al sofá y colocó su cabeza sobre mi regazo, esperando que le diese algo de cariño. Acaricié un poco su cabeza relajándola y alcancé el mando del televisor para encenderlo y poner un partido de hockey.

—Algo de calma... —Suspiré relajándome.

Pero la calma no duró demasiado.

—Justin. —Escuché a Rae llamarme desde las escaleras.

—¡Estoy en el salón! —Alcé la voz para que me escuchase sin apartar la vista del televisor, atento a la jugada que tenía pinta de acabar en gol.

Sin embargo, el cuerpo de Rachel frente al televisor me impidió ver como terminaba.

Frunciendo el ceño alcé la cabeza y no tardé en topar con una carpeta roja que reconocí al instante. Me había olvidado por completo de aquello.

—Estaba buscando algunas hojas en blanco y al abrir uno de los cajones me he encontrado con esto. —Me explicó frunciendo el ceño ligeramente.

Yo suspiré y alargué al brazo para coger la carpeta.

—Quería hablar contigo sobre esto, pero con Tommy por aquí he preferido hacerlo más tarde y me había olvidado de ello.

—¿Eso es de lo que has hablado con tu jefe? —Apartó a Bailey, para poder sentarse a mí lado.

—Sí —Asentí—, me ha dado esto para que lo estudie mejor.

—O sea que sí quería hacerte otra oferta.

—¿Lo has leído? —Alcé la vista de la carpeta para mirarla a ella.

—Solo lo del principio un poco por encima.

—Es una nueva oferta —Asentí una vez más—, pero es para aquí.

—¿Un ascenso? —preguntó ella curiosa.

—Viene a ser lo mismo que me propuso para Seattle pero aquí —resumí—. Me ha explicado que ahora estará bastante ocupado con todo lo de Londres y que pasará la mayor parte del tiempo allí. Hay algunas cosas que podrá hacer desde allí, pero no podrá estar pendiente de todos los proyectos.

—O sea que pretende que tu hagas su trabajo. —Alzó una ceja.

—No es eso —Negué con la cabeza—. Un sobrino suyo se quedará aquí, pero no tiene experiencia en este mundo y... supongo que se fía más de mí que llevo un tiempo trabajando en esto. —Me encogí de hombros.

—¿Puedo? —Rachel señaló la carpeta.

—Por supuesto. —Se la entregué.

Rachel empezó a leer lo que había escrito en aquellos papeles bajo mi atenta mirada, de repente el partido había perdido todo mi interés.

—¿Vas a aceptar? —preguntó mirándome al fin tras varios minutos de silencio.

—Quiero hacerlo —Asentí—, pero...

—¿Qué pasa? —Me miró curiosa.

—Bueno, primero quería saber tu opinión.

—Parece una buena oferta —Miró los papeles por unos segundos antes de alzar la cabeza de nuevo—, ya me lo parecía incluso cuando tenías que ir a Seattle.

Flatline • jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora