Cuarenta y dos; Hospital

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Sentí una luz bastante molesta frente a mí y apreté mis ojos con fuerza.

"Parece que empieza a reaccionar", dijo una voz de mujer algo lejana.

"Justin... Cariño, abre los ojos, por favor"

Rachel.

Poco a poco fui abriendo los ojos y tuve que parpadear un par de veces para poder enfocar bien mi vista.

—Oh Dios mío, Justin. —Un sollozo se escapó de los labios de Rachel y cubrió su boca con una mano.

Yo me sentía totalmente desconcertado.

¿Por qué lloraba?

¿Por qué sentía que nos estábamos moviendo?

¿Por qué estaba tumbado?

Si a todas esas dudas se le añadía el fuerte dolor que sentía en la cabeza y a un costado de mi torso todo me estaba resultando bastante agobiante.

Traté de levantarme, pero una mano sobre mi pecho me lo impidió. Al mirar hacia mi izquierda vi a un hombre y una mujer.

—No se mueva. —Me pidió él.

Mi cara debió ser un poema porque la mujer me dedicó una sonrisa afable antes de inclinarse sobre mí.

—Me alegra que haya despertado, tenía a su prometida bastante preocupada.

Tras aquellas palabras me giré de nuevo hacia Rachel que seguía llorando, añadiendo a los dolores que tenía ya una fuerte presión en el pecho. Como pude busqué su mano a tientas y la apreté con todas mis fuerzas —que en aquel instante no eran muchas—.

—No... —Aclaré un poco mi garganta— No llores —Le pedí. Sin embargo, mis palabras tuvieron el efecto contrario y sollozó con más fuerza—. ¿Qué...? ¿Qué ha pasado? —Me volví de nuevo hacia las otras personas.

—Han sufrido un accidente —En cuanto dijo aquello miré a Rachel preocupado, en busca del más mínimo rasguño. Aquello pareció causarle gracia porque rió—. El que está en la camilla es usted, no ella. —Sonrió.

—Solo tiene algunos rasguños y un golpe en la cabeza que espero que ahora que usted ha despertado me dejará revisarle. —El hombre la miró alzando una ceja.

Ella asintió algo insegura, aún sin soltar mi mano pero más calmada que hacía un momento. Aproveché el momento para mirar a mi alrededor, observando la ambulancia. A los laterales había bombonas de oxígeno y algo de instrumental médico.

—Voy a hacerte algunas preguntas, ¿vale? —La voz de la doctora llamó mi atención y yo asentí—. ¿Cómo te llamas?

—Justin Bieber —contesté rápidamente.

—Bien, Justin... ¿Te parece bien que te llame Justin? —Sacó una linterna del bolsillo de su bata. Asentí contestando a su pregunta—. Yo soy la doctora Sanders. ¿Cuántos años tienes?

—Veinticuatro.

Miró a Rachel, como si esperase la confirmación de que mi respuesta era correcta, a lo que ella asintió mientras que el otro médico revisaba una herida en su frente que no había visto antes.

—Sigue la luz, Justin —Me pidió encendiendo aquella linterna y yo cumplí con ello—. ¿Recuerdas algo de lo que ha pasado? —preguntó al guardar la linterna de nuevo.

Traté de hacer memoria, esforzándome al máximo posible.

—Yo... Rachel vino a buscarme al trabajo y... —Solté un suspiro negando con la cabeza— No recuerdo lo que pasó después.

Flatline • jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora