Veinticinco; Acción de Gracias

2.9K 163 58
                                    

22 de noviembre. Acción de Gracias.

—¡Justin! —chilló Rachel en mi oído.

—Joder Rachel... —Me aparté de golpe, frotando mi oreja.

—Lo siento, pero es que andas empanado. —Rió.

—Solo estoy pensando en mis cosas... —Me encogí de hombros, llevándome a la boca el último pedazo de mi tostado.

—Llevas desde ayer por la tarde muy raro... —Me miró extrañada.

Si tú supieras...

—No me pasa nada. —Negué con la cabeza.

—Creo que eso de trabajar tanto empieza a afectarte. —Frunció el ceño.

Reí por su idea y me levanté.

—Cielo, deja de montarte historias raras en la cabeza —La besé fugazmente.

—Vale puede que no, pero si que es verdad que estás trabajando demasiado.

—¿Y qué quieres que le haga? —pregunté resignado, mientras recogía los platos.

—No sé, pero es que pasas unas diez horas en la oficina cada día... —Ella recogió las tazas y me las tendió, para que las metiera en el fregadero— Te echo de menos. —Esbozó una mueca.

—Cariño, si en cuanto acabo de trabajar me vengo para aquí... —Sonreí para intentar animarla y ella se abrazó a mí.

—Lo sé, pero... —Suspiró y apoyó su barbilla contra mi pecho, para poder mirarme— muchas veces también te traes el trabajo a casa o estás muy cansado y tampoco quiero molestarte, así que te doy algo de espacio. —Se encogió de hombros.

Fruncí el ceño ante sus últimas palabras.

—Tú nunca me molestas, no pienses eso jamás. —Aparté algunos mechones de su rostro.

—¿Seguirías trabajando si me tuvieses al lado? —Alzó una ceja.

—Bueno... puede que no —Sonreí—, pero eso te convierte en una distracción, no una molestia.

—Es lo mismo. —Agitó una de sus manos con desdén.

—No, no lo es —Agarré su rostro entre mis manos y la besé—. Ya sabes que en esta temporada siempre tenemos más trabajo de lo normal, no te preocupes por eso. —Acaricié su espalda suavemente.

—Ya, pero esta vez está siendo mucho más exagerado, llevas semanas trabajando así —Suspiró—. Me alegro muchísimo de que tengáis más encargos, pero también te quiero para mí —dijo esto último haciéndome reír.

—Te prometo que estos días de fiesta me tendrás solo para ti.

—¿Seguro? ¿Nada de tirarte medio sábado terminando algo o de mensajes de tu jefe para meterte prisa en algo que tienes que entregar el lunes?

—No puedo prometer que no vaya a recibir mensajes del señor Miller porque es muy pesado —bromeé haciendo que ella riese—, pero te juro que no tocaré el ordenador para nada relacionado con el trabajo. Estos cuatro días seremos solo tú y yo. Aunque bueno... hoy tendrás que compartirme. —Esbocé una mueca y ella rió de nuevo.

—Como luego sea mentira... —Me advirtió.

—¿Qué me harás? —La miré divertido.

—Piensa más bien en lo que no harás tú —Me guiñó un ojo y se apartó un poco—. Iré a ducharme que tenemos que ir a casa de mis padres. —Sonrió antes de alejarse.

Flatline • jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora