Extra; Mudanza

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Justin's POV:

Empecé a despertar, notando un leve cosquilleo en mi pecho y cuando me despejé lo suficiente para ser consciente de lo que estaba pasando alargué mi brazo para atrapar a mi novia por la cintura y acercarla a mí, provocando su risa.

—Buenos días. —La escuché decir.

Fui abriendo los ojos poco a poco, intentando adaptarme a la claridad de la estancia y pude ver a Rachel justo frente a mí, mirándome con una pequeña sonrisa tirando de sus labios.

—Buenos días —respondí con una voz algo ronca y carraspeé para intentar aclararla.

—Hacía bastante tiempo que nos los dábamos en persona —comentó a la vez que acariciaba mi mejilla.

—Claro, si últimamente me tenías abandonado.

—¡Oye! —Se quejó y en esta ocasión reí yo.

—Solo bromeo. —Le aseguré frotando mis ojos.

—A mí tampoco me ha hecho ninguna gracia el vernos tan poco, pero intentaba graduarme, ¿sabes?

—Y lo has conseguido y además con unas notas increíbles —De nuevo la sujeté por la cintura y rodé un poco en la cama, para que quedase sobre mí—. Estoy muy orgulloso de ti, cariño. —Le aseguré apartando algunos mechones de pelos de su rostro.

—Gracias. —Sonrió levemente y se acercó a mí para unir nuestros labios por unos segundos.

—Sin duda podría acostumbrarme a despertarme así todos los días.

Rachel suspiró y se incorporó, quedando sentada sobre mí.

—Ya vas a empezar con eso, ¿verdad? —Me preguntó con una pequeña sonrisa tirando de sus labios.

—Solo digo que estaría bien —Me encogí de hombros y acaricié la piel de su cintura que el top que llevaba no cubría—. Imagínate levantarte y que lo primero que veas cada día sea esta cara. —Señalé mi rostro y Rachel rió.

—Creo que voy a darme una ducha. —Se apartó de encima de mí y bajó de la cama.

—Joder Rae, que solo hablaba de mi cara. ¿Tanto has dejado volar la imaginación? —bromeé.

Mi novia se volvió hacia mí y me mostró su dedo corazón.

—Idiota —espetó haciéndome reír.

Observé como abría mi armario y sacaba de éste un par de prendas suyas para poder cambiarse tras haberse duchado.

—Mira, ya tienes la mitad de tu armario aquí —Lo señalé—, solo tendrías que empaquetar la otra mitad.

De nuevo se giró hacia mí, esta vez esbozando una pequeña sonrisa, y apoyó una rodilla en el colchón para poder inclinarse hacia mí.

—Sabes de sobras que esto no es ni un diez por ciento de mi ropa. —Alzó una ceja.

—Bueno pues en ese caso deberías plantearte deshacerte de bastantes cosas porque no sé si cabrá todo aquí.

Su sonrisa se amplió un poco y negó con la cabeza antes de apartarse por completo de mí.

—No tararé. —Me aseguró antes de adentrarse en el baño y cerrar la puerta de éste.

Yo suspiré, manteniendo mi vista fija en la superficie de madera antes de incorporarme, apoyando mi espalda en el cabezal de la cama.

Hacía ya un par de meses que le había dejado caer la idea de vivir juntos. Al fin y al cabo llevábamos ya casi tres años juntos, Rachel acababa de terminar su carrera y yo llevaba un año trabajando en una empresa estupenda con un sueldo del que no me podía quejar, a decir verdad; sin embargo, a mi novia no terminaba de convencerle la idea.

Flatline • jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora