Capítulo 81

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El día transcurrió de forma maravillosa, hicimos muchas cosas juntos. Mientras paseábamos nos encontrábamos con puestos para comprar y otros de juegos para ganar premios, como los dardos, rifles Niall y yo nos picábamos cuando jugábamos a estos, que creo que acabamos pasando por todos. Todo eso empezó por yo haber dicho que se me daba muy bien jugar a los dardos y que podría ganarle.

-¿Tan segura estás?-me dijo Niall con chulería.

-¿Me estás desafiando?-le respondí de una manera similar.

-Mira, sí. ¿Aceptas el desafía?

-Pues claro que sí, ¿qué piensas? ¿Acaso crees que tengo miedo a perder? Me da que el que más chulería tiene de aquí eres tú, yo solo he hecho un simple comentario. A lo mejor el que no soporta perder eres  tú.

-Calla, calla. Vamos a comprobarlo ahora. Solo es hacerlo.

-¿Qué te apuestas? Si te subes tan arriba no te importará nada apostar algo, supongo.

-El que pierda le debe un helado al otro.

Asentí y entonces fuimos a jugar. Adivinad quién ganó: yo. Aparte del helado me llevé un peluche, el cual fue una Dory de Buscando a Nemo gigante. Me encantó ver la cara de Niall rabiosa pero a la vez contenta, así que quiso volver a retarme en otro de los juegos. Este consistía en quien metía más pelotas en una especie de portería situada en la pared con un portero delante que se moví y hacía más difícil el acertar. Aquí sí ganó Niall, y como nos apostamos otro helado, quedamos empate y él se llevó otro peluche que era una serpiente gigante con la que se envolvió el cuello.

Después de tanto juego llegó el momento de comer y fuimos al restaurante que estaba al lado del lago y en el cual cenaríamos por la noche. Pero a mí con tal de pensar en la noche, se me ponían muchos nervios en la tripa ya que sería el momento de contarle a Niall lo del embarazo. Pero pensé en disfrutar y eso me hizo estar más tranquila durante la tarde, en la que cumpliríamos la apuesta de los helados y decidimos alquilar una bici de estas que son de dos plazas. El problema es que estaba algo rota y era problemática, pero de esto no nos dimos cuenta hasta pasado bastante rato. Ahora me encontraba montada en ella con Niall y estábamos dando la última vuelta para devolverla ya que se nos agotaba el tiempo.

-Venga, súbete a la bici que queda poco-me animaba Niall mientras subía.

-¡Está bastante estropeada, Niall! ¡Teníamos que haber vuelto y decirlo!

-¡Qué dices! ¡No es para tanto! Solo es que tu asiento se mueve algo-a pesar de eso se notaba que lo decía entre risas.

-¡Deja de reírte de mí! Sé que lo estás pasando genial a mi costa-entonces él si que estalló en varias carcajadas.

No me molesté en volver a subir a mi asiento y fui a por Niall y lo tiré a él del suyo.

-Me toca a mí-dije en tono satisfactorio.-Me toca a mí ir aquí y verte a ti... ¿sufrir?

Niall puso los ojos en blanco y se sentó en el asiento de atrás con cara burlona. Comenzamos a pedalear y de vez en cuando me giraba para ver a Niall. Podía notar que hacía esfuerzos para no caerse y disimular que no era cómo ir allí; para entonces yo volvía a mirar hacia delante y me reía aunque fuera por lo bajini. Pero una de esas veces salió mal todo (seguro que por obra del karma) ya que por no mirar hacia delante hice que nos chocáramos contra una farola, de lo que Niall se pudo reír de mí pero bien aunque al principio se llevara un buen susto y finalmente cayó del asiento roto.

-¿De verdad se puede ser más torpe?-me dijo Niall mientras me ayudaba a levantarme.-¿Estás bien? ¿te has hecho daño?

-Obvio que no se puede ser más torpe y no, estoy bien. Eso sí, me duele bastante la cabeza... Admito que ahora tengo la culpa yo.

-Bueno, pero tenías razón con lo del otro asiento.

-He notado que hacías esfuerzos para mantenerte en equilibrio.

-Ya lo sé, por eso nos hemos chocado tontaina. Bueno, también estabas en lo cierto cuando decías que teníamos que haber dejado la bici. Así que a partir de ahora vamos andando a llevarla.

-¿Y por qué no me creías?

Niall volvió a poner los ojos en blanco y yo me quedé algo enfadada. Fuimos todo el camino hasta dejar la bici callados- Cuando ya acabamos de dejarla y además de comentar el problema que tuvimos-cosa a la que nos dijeron que lo sentían mucho pero a nosotros ya nos daba igual-hice la pregunta que me volvió a poner nerviosa:

-Y ahora, ¿qué hacemos?

-Está atardeciendo, así que vamos a las barcas, va ser precioso ver el atardecer desde ahí.

Elegí ese momento para hablar de aquel tema, y como me lo había propuesto tenía que hacerlo. No hay marcha atrás.



Better than words [Niall y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora