Sara.
Día 126.
Las cosas van mucho mejor, muchísimo mejor, vaya.
Eduardo, el nuevo psiquiatra, ha resultado ser el más tranquilo y paciente con el que de momento me he encontrado, se parece un poco a Héctor en cuanto al carácter.Estos tres días ha venido y ha actuado de la misma manera, sentándose en la silla y sonriéndome. Ayer incluso me atreví a mirarle por el rabillo del ojo y comprobar que es bastante joven y... bueno, atractivo. Quizá tenga unos veinticinco o veintiséis años, no estoy segura, pero al menos no es uno de los tres anteriores viejos amargados.
No debe tener mucha experiencia, sus movimientos son mecánicos y duda a la hora de hablarme o hacerme alguna pregunta, lo que me parece bastante gracioso. Hoy incluso me ha preguntado que si me gustaría salir algún día a la azotea, ¿que si me gustaría pisar algo que no sea el suelo de mi habitación, que si me gustaría notar de nuevo los rayos del sol en mi piel o poder respirar el aire de la calle? Está claro que si, me hubiera gustado decirle que si.
Ya no escondo mi diario, a pesar de que Eduardo se ha fijado en él, no lo hago. Creo que ya no tengo porqué hacerlo, antes temía de que pudieran arrebatármelo y con ello desprenderme de todo cuanto tengo, pero ahora ya no. Eduardo es... diferente, si, esa es la mejor palabra para definirlo.
Hoy se me ha acercado, se ha inclinado sobre mí, aunque muy poco, y... no he tenido miedo. Me sentía tranquila y segura al notar el olor de su perfume.
Héctor no me ha traído novedades últimamente, ningún familiar, ninguna amiga... y bueno, ni mucho menos David han venido ni han preguntando nada, ¿es que todo el mundo estaba olvidándose de mí?
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El diario secreto de Sara.
RomanceEduardo, un médico que a pesar de haber sacado su carrera hace varios años con la mejor nota de su promoción, solo ha pasado de despacho en despacho sin destacar entre los mejores médicos. Hasta que un día y sin esperarlo, le llega una oportunidad q...