Eduardo.
Agotado y resignado, dejo la última pila de papeles, bien colocados y ordenados por fecha. Los he revisado varias veces e incluso lo haría una más si no llevara más de diez horas aquí metido y sin apenas descansar. Me froto ambos ojos con el dorso de la mano, los siento doloridos y me piden a gritos que les deje cerrarse, pero sin embargo me incorporo y me estiro tanto como puedo cuando por fin estoy en pie. Me dirijo al vestuario que pertenece a todos los médicos del hospital... es una suerte que al menos para esto forme parte de la plantilla, porque necesito una ducha urgente.
No hay nadie más, hace tiempo que pasaron las doce de la noche. Mis pisadas resuenan en el suelo y las gotas de agua provocan eco por todos lados.
Me despido de la recepcionista que esta noche está de guardia, no recuerdo muy bien su nombre... a estas horas nunca me detengo, solo quiero llegar a casa y dormir tanto como pueda. El frío de la noche del mes de Marzo me golpea la cara cuando cruzo el aparcamiento hasta llegar a mi coche. Conduzco hasta casa cuando mi móvil suena, sin mirarlo sé perfectamente quién es.
- ¿Alicia? - Resoplo al contestar, intentando disimular que estoy realmente cansado. No quiero que luego me eche en cara que pago los platos rotos del trabajo con ella, aunque no niego que quizá algún día lo haya hecho.
- ¿Cómo has sabido que era yo? - Pregunta, no sé muy bien si enfadada o desconfiada.
- ¿Quién si no iba a llamarme a estas horas?- Sonrío para que ella lo sepa y así calmar los ánimos. Alicia es mi compañera de vida, por así decirlo. Llevamos juntos casi un año, no es demasiado tiempo pero cuando me trasladé fue la única que consiguió que no me sintiera tan solo en un sitio tan enorme como este.
- Estoy en casa y mi compañera de piso no dormirá aquí esta noche, ¿por qué no te pasas? - Me muerdo el labio inferior, solo tendría que girar a la derecha pero...
- Lo dejamos para mañana, ¿vale?- Pregunto, cauto. - Hoy el día ha sido demasiado largo, solo quiero llegar a casa, tumbarme y...
- Mañana me dirás lo mismo- Interrumpe, y puedo notar en su tono de voz que comienza a enfadarse, esta vez no falla. - Siempre igual, yo también trabajo en ese hospital, ¿sabes? Y cuando salgo de ahí me apetece pasar el rato con mi novio.
- Tu trabajo no es el mismo que el mío - Protesto, chasqueando la lengua. Alicia es enfermera, y su turno es reducido. - Mira Ali, no quiero discutir contigo. Te recompensaré mañana por la noche, ¿está bien?
El manos libres me indica que ha colgado, lo hace casi siempre. Cuando la conocí era la chica más dulce y amable con la que me había encontrado nunca, pero poco a poco las cosas han ido cambiando. Yo también tengo gran parte de culpa, mi trabajo me obliga a pasarme la mayoría del día en el hospital... lo que acaba significando que mi vida fuera de él sea prácticamente escasa, y eso no cose bien con tener pareja.
Cuando llegué a la gran ciudad, mis metas eran tan altas... pensé que por fin, tras seis años de haberme sacado la carrera para la que tanto trabajé, había llegado mi momento. Recibí la oferta y no tardé ni unos minutos en aceptarla, ¡iba a trabajar en uno de los mejores hospitales del país! ¿Quién rechazaría algo como eso? Yo, desde luego, si hubiera sabido lo que de verdad me esperaba aquí.
No iba a ser médico, al menos no el médico que yo esperaba. No trataría con pacientes, simplemente revisaría los casos ya solucionados y haría informes sobre ellos. Eso es todo y así ha sido el último año y medio de mi vida.
Cuando por fin llego a casa, ni siquiera me apetece quitarme la corbata, ni la camisa... ni me importa lo más mínimo que el traje vaya a quedarse arrugado, por lo que me tiro al sofá del comedor. Pienso que mañana lo llevaré a la tintorería, si de algo no puedo quejarme es del sueldo, me pagan mucho, muchísimo dinero por hacer lo que hago, pero me sigo preguntando cada día si el dinero da la felicidad. Hasta ahora a mí lo único que ha hecho es quitármela.

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El diario secreto de Sara.
RomanceEduardo, un médico que a pesar de haber sacado su carrera hace varios años con la mejor nota de su promoción, solo ha pasado de despacho en despacho sin destacar entre los mejores médicos. Hasta que un día y sin esperarlo, le llega una oportunidad q...