(62)

1.9K 168 20
                                    

Eduardo.

Todo pasa tan rápido que aún cuando ya estoy fuera del despacho de Miguel, el director, tengo que asimilar cada parte de la conversación para asegurarme de que nada malo ha pasado.

Me ha dicho que iré a una charla importante que dará uno de los mejores psiquiatras del país. La única mala noticia que puedo encontrar es que tengo que pasarme dos días fuera, en la ciudad donde antes vivía. Ya está todo programado.

Lo bueno es que el viaje no se alargará demasiado gracias a Miguel, que se negaba a perder al único psiquiatra de su hospital durante un largo periodo de tiempo. De ahí su mal humor y no por nada que tenga que ver con Sara y conmigo.

Respiro hondo varias veces, repitiéndome sin parar que todo está bien, que ambos estamos a salvo y que solo estaremos separados un par de días. Decido ir a decírselo a Sara enseguida, la he dejado sin saber nada de lo que estaba pasando.

Llamo a su puerta y no tarda ni dos segundos en abrir, con los ojos como platos, ansiosos, y con el labio inferior metido entre sus dientes... cosa que me produce una sacudida con la que me temo que ahora tengo que lidiar cada día.

— ¿Qué ha pasado? — Es lo primero que pregunta.

— Nada... tranquila — En cuanto sonrío puedo ver cómo su expresión se suaviza y su cuerpo se destensa — Bueno... solo que no voy a poder venir a visitarte en un par de días.

— Bueno, si eso es todo lo malo... — Respira hondo, poniéndose una mano en el pecho — Pero, ¿cuál es el motivo de que no me dejen ver a mi médico favorito durante dos largos días?

— Tengo que ir a una charla... a una conferencia de un médico — Suspiro resignado, no me apetece nada pero me obligan, no tengo otra opción — Estaré poco tiempo fuera y te prometo que no pararé de echarte de menos.

— ¿Seguro? — Sonríe y se acerca a mí, rodeando mi cuello con sus brazos y entrelazando las manos detrás.

— Seguro, preciosa — Susurro, dejando un pequeño beso en sus labios.

***

El viaje se me hace incluso más largo que cuando lo hice hace ya más de un mes. En ese momento iba ilusionado, pero ahora me siento desganado. Sí, creo que puede servirme de ayuda y siempre está bien aprender de otros médicos con más experiencia y más años de trabajo, pero, ¿tenía que ser ahora? Estoy en mi mejor momento tanto personal como profesionalmente y, lo último que me apetece es alejarme de allí, por muy poco tiempo que sea, siento que en el pequeño pueblo, en aquel hospital y al lado de Sara, por fin he encontrado mi verdadero hogar.

Decido que pasaré estos dos días lo más distraído posible para que así pasen rápido, para que, cuando quiera darme cuenta, esté de nuevo de vuelta. Eso es.

Llego por la mañana, sin apenas haber dormido ya que me he pasado casi toda la noche en la carretera, conduciendo. Creo que los ojos se me van a cerrar de un momento a otro, pero aguanto tanto como puedo mientras me dirijo a mi antiguo hospital, donde tanto tiempo pasé y donde, en cierto modo, aprendí cosas que ahora me sirven de utilidad, ahora que soy de verdad médico.

Cada persona con la que me cruzo me saluda amistosamente, con palabras aduladoras por una parte y con gestos de desprecio de otros, aunque no sé a qué se deben y ni siquiera me importa.

— ¡No puede ser! — Reconocería esa voz en cualquier parte del mundo, tengo que tragar saliva varias veces antes de darme la vuelta y disponerme a hablar con ella.

— ¿Qué tal, Alicia? — Le muestro una sonrisa tan amable como soy capaz de sacar. — Ya ha pasado tiempo.

— ¿Por qué no me has dicho que venías? — De dos largas zancadas está frente a mí, con el ceño fruncido y culpándome de algo.

— Tan solo serán un par de días — Me explico en voz baja, es como si hubiera vuelto a lo de antes y no me agrada en absoluto — Me iré mañana mismo.

— Pero, ¿acaso no tenía derecho a saber que el que era mi novio vendría de nuevo? — Bufa, abriendo mucho los agujeros de la nariz.

— Bueno... no sé — Arrugo la nariz y me encojo de hombros — Debo subir, la charla empieza en diez minutos.

— ¿Tomarás luego un café conmigo? — Me pregunta, alzando la voz porque ya me alejo de ella rápidamente.

Hago oídos sordos aunque la he escuchado perfectamente. Y me doy cuenta de que debo dar las gracias de nuevo de que Sara haya aparecido en mi vida, de que se haya cruzado para enseñarme que las relaciones no son tan complicadas como parecía. Con Alicia todo eran celos y desconfianza, con Mónica, en vez de una pareja parecía que tenía una especie de... hija y, por fin, con Sara, todo es perfecto.

Con una tonta sonrisa y echándola más de menos de lo que podía haberme llegado a imaginar, estoy en el salón de actos ya casi repleto. Reconozco vagamente caras de algunos médicos con los que he coincidido alguna vez, otros que me saludan con la mano no los reconozco, pero igualmente les devuelvo el saludo amistosamente.
Ocupo un sitio vacío y, cruzando las manos espero a que comience.

***

Tras dos largas horas de charla en las que, me he aburrido en ocasiones y, en la que hay cosas que pienso que pueden servirme en un futuro, da por finalizada. Me escabullo por los pasillos conocidos por tantos años trabajando aquí hasta llegar a la planta donde ingresan a los pacientes de psiquiatría, a pesar de ser mi especialidad, pocas veces he estado aquí, pero tras mucho tiempo vuelvo convertido en alguien de verdad. Hay muchísimos pacientes, con tantos casos por descubrir... ojalá pudiera tratar alguno de ellos.

Pasa el tiempo volando mientras visito a pacientes sin parar, incluso, como otras muchas veces, se me olvida la hora de la comida hasta que pasan las cinco de la tarde.

Cuando bajo a cafetería intento pasar desapercibido, pero enseguida siento cómo alguien está a mi lado. Alicia ocupa un sitio junto a mí.

— No te he visto en todo el día — Es lo primero que dice, y, de pronto, sonríe — ¿Te das cuenta? Esto es como en los viejos tiempos, tú y yo juntos.

— Si te digo la verdad, he olvidado esos tiempos de los que hablas — Su sonrisa se borra en segundos — Estoy encantado con la nueva etapa que vivo ahora mismo.

— O sea — Chasquea la lengua y me da un pequeño apretón en el brazo para que la mire — Estás mejor sin mí.

— Mira Alicia, piensa lo que te dé la gana — Muevo la cabeza a ambos lados para destensarme — Antes podría importarme, ahora ha dejado de hacerlo. Mañana me iré de aquí y espero no tener que volver si no es por algo de trabajo.

— Estás con otra, ¿es eso? — Sigue insistiendo y al parecer, cada vez más enfadada — Si es eso quiero que me lo digas.

— No tengo ninguna intención de tener que darte explicaciones — La miro a los ojos y le muestro una sonrisa — Aun así, no puedo evitar estar más feliz que nunca y, toda esa felicidad me la da la nueva e increíble chica que ha entrado en mi vida.

________________

¡¡Hoola!!

Bueno, tengo que pediros disculpas por la tardanza en publicar, pero es que me está costando sacar tiempo... por que tengo una BUENÍSIMA noticia, y es que... ¡¡ ''IZAN'' pronto estará en librerías en formato papel, aunque tiene un nuevo título que es ''AHÍ ESTABAS TÚ!! 

Cuando tenga más noticias, os iré diciendo :) :) tengo que daros gracias a los que me seguís leyendo y apoyando, ¡sois las mejores!

El diario secreto de Sara.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora