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Sara.

Día 139.

He oído muchas veces eso de que lo imposible solo cuesta un poco más, pero, ¿cuánto es ese poco más?

Tras lo de anoche, parece que no hay muchas dudas de que lo que siento por Eduardo es recíproco. Quiero decir... es muy raro que un médico pueda sentir algo por una paciente, y más si esa paciente es una adolescente que se ha pasado sin hablar cuatro meses, pero ha sido así, a veces el destino es muy caprichoso.

Aunque hayan pasado unas cuantas horas, aún siento su caricia en mi mejilla, llevaba tanto sentimiento que me sorprende, sentí tantísimas cosas que hasta me faltaba el aire y pensé que un momento como ese no se volvería a repetir, por lo que cerré los ojos para así recordarlo todas las veces que me apeteciera.

Pero ahora viene la maldita pregunta de, ¿ahora qué? Después de eso, ¿cómo va a actuar Eduardo? Sé lo que me gustaría a mí, y es que me besara, que de una vez ambos expresemos lo que sentimos por muy difícil que pueda ser después. Por imposible que resulte.

Hoy apenas he dormido, me han despertado con el desayuno a primera hora de la mañana y parecía que acababa de irme a la cama, creo que pasaban las tres de la madrugada cuando Eduardo me dejó en la habitación y se marchó, y ahora apenas son las ocho, pero estoy contenta... y es que hoy van a venir a verme de nuevo mis mejores amigas.

He pensado en consultarles a ellas, ¿quién mejor que quien te conoce de toda la vida para aconsejarte de lo que debes y no debes hacer?

En fin, he desayunado tranquila, he escuchado la canción que me grabó Eduardo unas cuantas veces con una tonta sonrisa imposible de borrar y... ahora solo espero y deseo con todas mis ganas a mis amigas.

El diario secreto de Sara.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora