El diario secreto de Sara.

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Sara.

Día 138.

Me siento bastante mejor, y... la verdad que ya no hablo solo de mi pelo aseado y peinado, me siento mejor interiormente también, y es que cada día florece algo nuevo en mi interior pensando en Eduardo.

Que estoy enamorada de él supongo que ya es algo que tengo que dar por hecho y que es imposible negarlo, y más después de lo que ha hecho hoy por mí.
Además de haberse encargado de que un peluquero viniera justo a mi habitación, también me ha grabado una canción. Él mismo.

Pensaréis: Héctor ya lo había hecho antes, y si, es cierto. Pero su música lleva un poco de cada estilo, pero esto... vamos, es muy diferente.

Entiendo perfectamente lo que quiere decir Just the way you are, y es simplemente precioso si Eduardo me ve de esa manera.

¿Quiere decirme con música que siente... algo? ¡Ojalá! Es lo que más desearía en el mundo, porque pensar que alguien como él; un gran médico ya conocido, maduro, guapo, sensible, amable... alguien tan perfecto como es Eduardo, no puede haberse fijado en mí, ¿o sí?

No lo sé, ya no sé nada, pero si de una cosa estoy segura es de que no puedo dejar de escuchar la canción. De que anoche me dormí con ella sonando y esta mañana en cuanto me he despertado he vuelto a ponerla, porque con eso lo siento a mi lado, junto a mí.

Yo no es que aporte mucho, sería imposible que un día cuando me mirara con esa preciosa sonrisa y esos dos mares por ojos yo pudiera armarme de valor y decirle lo que estoy comenzando a sentir, ¿o eso ya no se dice? Quizá eso se demuestra y ya está... pero aquí metida es imposible hacerlo.

En fin, que creo que estoy comenzando a desvariar con tener algo que ver con Eduardo. Con que él y yo pudiéramos tener una historia juntos. Eso es... simplemente imposible, por muchas cosas que pueda sentir yo y, por muchas canciones que él pueda dedicarme.

Y bueno... respecto a lo demás, hoy Héctor me ha dicho que mañana Domingo vendrán a visitarme mis amigas, ya que no tienen clase... y, ¿sabéis qué? He estado a punto de darle las gracias, a punto de hablarle a otra persona que no sean mis amigas o Eduardo.