Sara.
Día 135.
Todo es negro de nuevo, como si me hubiera hundido en un profundo agujero justo ahora, cuando estaba a punto de alcanzar la luz, cuando casi rozaba lo más conocido a la felicidad con la yema de mis dedos.
Esperaba su visita, ¿cómo no iba a esperarla? Antes de todo lo que pasó, el fatídico accidente en el que perdí a mi familia, antes de toda aquella catástrofe, en mi vida había muchas personas, entre ellas estaba David. Llevábamos juntos casi dos años.
Nos conocimos en verano, cuando ambos estábamos de vacaciones. Desde el principio pensé que sería eso, una de esas relaciones que duran lo que se alarga el verano y, una vez que empiezan las clases de nuevo, se esfuman tan rápido como el calor, como las fiestas nocturnas, como los baños en la playa o como los grandes momentos entre amigas. Pero... con David fue distinto.
Era un chico simpático, de esos que cae bien a todo el mundo y no tiene que hacer gran cosa para conseguir a la chica que se proponga. Esa chica, supongo que fui yo. Vivimos un verano increíble, llegó el otoño pero David y yo seguíamos juntos, al igual que en invierno o en primavera. Incluso las siguientes vacaciones las pasamos uno al lado del otro. Estar con un chico como David era vivir en un constante sueño.
Tras mi accidente entendí que no pudieran visitarme, no estaba bien, no era yo. Entendí que durante cuatro meses ellos comprendieran por el duro golpe que estaba pasando, que me iba a costar tiempo volver a lo que era antes.
Y por fin, cuando conozco a alguien como Eduardo, que me ilusiona y me hace creer que hay un futuro próximo para mí, cuando mis amigas vienen por fin y comprendo que todo es posible... todo se viene abajo.
Ha venido esta mañana, quería saltar a sus brazos como tantas otras veces, ponernos al día y contarnos todo lo que nos ha pasado, pero en cuanto he visto su serio semblante, no he podido hacer otra cosa que quedarme donde estaba, con ambos brazos inertes colgando a ambos lados de mi cuerpo.
No me ha dado muchas explicaciones, simplemente me ha dicho que las cosas han cambiado fuera, que todo es diferente desde que no estoy y que... ha conocido a otra chica.
Pensaba que era una cruel broma, una de las suyas, que enseguida iba a sacarme la lengua y a decirme lo inocente que era. Pero sin embargo... solo me ha pedido perdón y, tras bajar la cabeza, se ha marchado de mi habitación, dejándome claro que así, también se iba de mi vida para siempre.
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El diario secreto de Sara.
RomansaEduardo, un médico que a pesar de haber sacado su carrera hace varios años con la mejor nota de su promoción, solo ha pasado de despacho en despacho sin destacar entre los mejores médicos. Hasta que un día y sin esperarlo, le llega una oportunidad q...