CAPÍTULO 2. Un secreto oculto

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El golpe que originó el libro lanzado por los aires, fue suficiente para alarmar a su hermano menor, quien tenía su habitación justo frente a la suya.

- ¿Estás bien? ¿Ocurre algo?- preguntó su hermano al otro lado de la puerta cerrada.

- ¡Shhhhhhh! Baja el volumen que vas a despertarlos. Estoy bien Marcus, tranquilo.

- ¿Estás segura? He escuchado un ruido bastante fuerte - dijo mientras abría la puerta de su habitación.

- Marcus, ¿sabes lo que es llamar a la puerta antes de entrar? ¡Privacidad!.

- Vamos no te molestes, si en esta casa no hay secretos.

Marcus dirigió su mirada hacia el suelo, donde pudo ver el libro que le había regalado su abuela.

- ¿Parece que no te ha terminado de gustar el libro no?- comentó entre risas.

Emma, que aún seguía tapada hasta el cuello por las sábanas, pensaba para sí misma: "madre mía, ¿seguirá la luz del libro encendida? Pero, ¿qué narices? ¿Y el símbolo?"
Así que no tardó en echarle un vistazo rápido a su muñeca observando que, aquel extraño símbolo había desaparecido. Pudo respirar tranquila.

-Marcus estoy bien, de verdad. Llévate el videojuego que quieras y vete. Quiero dormir.

-Está bien, como quieras. Y ya que insistes, cogeré uno.

Una vez se había marchado, Emma se destapó rápidamente para abalanzarse hacia el suelo en busca de su libro. Lo volvió a abrir, pero esta vez por una página diferente a la 26. El libro, no se iluminó.

Decidió no darle más importancia, concluyendo aquel acontecimiento apagando la luz de su habitación.

• • •

A la mañana siguiente; Emma, recién despierta, se apresuró a coger su teléfono que estaba en la mesilla de noche. No había recibido ningún mensaje de su amiga Chloe.

Devolvió el móvil a su lugar, y aún dormida, fijó la mirada hacia el suelo donde aún seguía el libro; tal y como lo dejó la pasada noche. Con los ojos entreabiertos, permaneció unos segundos absorta mirándolo. Decidió recogerlo y buscarle un buen lugar dentro de su estantería. Pero la curiosidad fue más fuerte que ella, y volvió a abrir el libro en búsqueda de algún tipo de aparición mágica.

Conforme pasaba las páginas, comprendió que todo lo vivido la noche anterior fue un producto de su imaginación que el propio agotamiento le había causado. Hasta que dió de nuevo con la página correcta: la página 26.

La brillante luz blanca volvió a brotar de entre las páginas del libro y el símbolo misterioso apareció por segunda vez. En esta ocasión, analizó con más detalle la forma y características del dibujo.

En efecto se trataba de un pequeño círculo azul que contenía espirales en su interior. Estas creaban la sensación de unas olas de mar. Emma quedó fascinada con aquel símbolo, así que rápidamente se dirigió a su escritorio, tomó una hoja de papel y reprodujo el mismo. Ahora empezaba a entender porqué debía guardarle el secreto a su madre.

• • •

Pasadas las 11:00 h de la mañana, Emma decidió ir a hacer una breve visita a casa de su abuela. Necesitaba escuchar alguna respuesta, todo aquello le resultaba demasiado extraño.

Cuando llegó, tocó el timbre y en cuestión de segundos su abuela se apresuró a abrirle.

-Te estaba esperando, Emma- dijo mientras le ofrecía paso.

-Hola abu.

-Entra querida, no te quedes en la puerta. Estoy preparando café. ¿Te apetece?.

-Gracias, pero en realidad vengo por un asunto que me preocupa. En otra ocasión me lo tomaré contigo.

-De acuerdo querida, ¡pero no me asustes, que ya tengo una edad!.

Así pues, tomando la mano de su nieta le respondió:

-Cuéntame que es lo que te preocupa tanto, puedes confiar en mí.

Emma extrajo de su mochila el extraño libro.

-Se trata de esto abuela - contestó conforme se lo entregaba - resulta extraño decirte esto, pero creo que este libro tiene algo... "especial".

-¿Qué clase de "algo especial"?

-El libro desprende una enorme luz blanca en una página concreta, la página 26 - hizo una pausa para comprobar su reacción, que por cierto, no parecía estar sorprendida- además, en mi muñeca aparece un símbolo extraño que brilla al unísono con el libro.

Mientras le mostraba el dibujo que había realizado, la abuela posó su mirada directamente sobre la de su nieta y dijo sin ningún temor:

-Ha llegado el momento de que sepas la verdad, querida. Eres una Aclaryel.

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