CAPÍTULO 18. Sorpresa nada agradable

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-¿Dónde estuviste anoche?. Te perdiste la ceremonia.

Emma escupió un poco de agua al beber cuando Curtis le hizo aquella pregunta.

-Estuve allí. No me moví en toda la noche.

-Ajam...-pronunció con una pícara sonrisa dirigida a su amiga.

-¿Qué pasa?.

-No te creo.

-Pues no lo hagas, eso es cosa tuya.

-Bueno, si quieres me lo cuentas y sino no. Cambiando de tema. He averiguado algo muy interesante con respecto a las cartas.

-Cuéntame.

-Como bien te dije, parecía unas cartas muy valiosas, y efectivamente. Sólo hay tres personas en todo el mundo que poseen este tipo de cartas. Se trata de una colección carísima, muy difíciles de conseguir. Son las llamadas "cartas magistrales", y al parecer una de esas personas que las posee está con nosotros en este campamento.

-¿Quién?.

-La Directora de este campamento, la Directora Rochesster. Podríamos preguntarle a ella, ¿no crees?.

-Curtis, creo que no es buena idea. Pensará que las hemos robado.

-Déjame intentarlo al menos. Que dices. ¿Me ayudas?.

Emma dio un resoplido de resignación.

-Qué remedio.

• • •

Todos dormían plácidamente cuando una sombra desconocida encendió las luces de las habitaciones repentinamente. Emma y las chicas se despertaron sobresaltadas.

-Vamos. Levantad. Nos tenemos que ir-dijo la voz del desconocido.

Con los ojos entreabiertos del sueño, bajaron de las literas y acompañaron al joven.

Al parecer, ellas no eran las únicas; pues todos los demás estaban saliendo de sus respectivas habitaciones en pijama aún dormidos.

-¿Qué se supone que estamos haciendo?-comentó Lucy entre bostezos.

-Daos prisa o llegaremos tarde. No hay tiempo de preguntas.

Cuando salieron de su Sección, observaron que todos los novatos del campamento estaban despiertos, allí de pie; al parecer, esperando a que todos estuviesen. Los veteranos abrieron las puertas del campamento y sigilosamente los guiaron hasta la salida.

-Tomad, poneos esto.

-¿Qué es?-preguntó Lucy al veterano desconocido.

-Vendas, para los ojos.

-¿No voy a ver nada entonces?.

-Esa es la idea.

-¿Nos estás secuestrando acaso?.

-Colabora y no me obligues a ponértela yo.

Las chicas y el resto obedecieron. Una vez colocadas y sin ver absolutamente nada, notaron como alguien por detrás les daba un pequeño empujón para que avanzasen hacia delante.

-¿Chicas? ¿estáis ahí?. Tengo miedo.-dijo Cristine atemorizada.

-Tranquila pitufina, no te vamos a hacer daño.

-Al menos podrías decirnos cuál es tu nombre, veterano.- comentó Lucy.

-Oye pelirroja, cállate. Me estás cansando con tantas preguntas.

Mientras tanto, Emma iba en silencio, contando el número de pasos que habían dado desde la salida de Homeland hasta su destino desconocido. Al menos, intentaba orientarse un poco.

Tras una larga caminata a ciegas, llegaron al lugar. Los veteranos retiraron bruscamente las vendas de sus ojos y lo primero que vieron fue una enorme estatua de un león situado frente a ellos.

Sentado en aquella colosal estatua, estaba el insoportable veterano, Mike.

-Oh, mierda- dijo Emma entre dientes.

-¿Os acordáis de mi? ¿O ya me habéis olvidado?- preguntó Mike en voz alta con tono de superioridad.- Me alegro de volver a veros chicos. Antes de que podáis hacerme algún tipo de pregunta primero, dejadme la oportunidad de explicarme correctamente.

-Me temo lo peor-añadió Margaret entre susurros, quien apareció de la nada tras Emma.

-Como bien sabéis, la Subdirectora Parker y su equipo de profesores estúpidos decidieron cancelar los juegos. Sin embargo, todos nosotros creemos que estos, son fundamentales para entrenaros como verdaderos Aclaryels. No son simples pruebas. Aquí realmente demostráis si valéis la pena o no, si sois merecedores de este puesto en el campamento o no. Podéis quedaros tranquilos, estas pruebas no durarán mucho más y además, cuando las finalicéis tendréis una sorpresa. Si es que os interesa. Así pues, los juegos quedan reanudados y por vuestro bien, más os vale no decírselo a nadie; en especial a nadie del campamento o sino, os arrepentiréis.

Emma tragó saliva ante la inesperada noticia. Ella no tenía intención de volver a participar, realmente no lo quería. Todos estaban obligados, y ella formaba parte del grupo inevitablemente. No tenía escapatoria.

-Que comiencen de nuevo, las pruebas.

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