-Tenemos que buscar ayuda, somos muy pocos sublevados.
-¿No crees que es más importante avisar a nuestros padres de lo que está pasando, Curtis?- interrumpió su amiga Lucy.
-No podemos regresar aún a el planeta Tierra, hay muchos soldados merodeando por aquí. Nos descubrirán, es imposible.
-¡Mirad quienes vienen por allí!. ¿No son esos Margaret y Jake?- exclamó Cristine con satisfacción.
-¡Es cierto, son ellos!. ¿Dónde estabais amigos?.
-Hola Sullivan. Hola chicos. ¿Estáis todos bien?-preguntó Margaret con dulce tono.
Emma estaba apoyada de espaldas sobre el tronco de un árbol, no pudo evitar soltar una pequeña sonrisa al verles sanos y salvos. Sobre todo a él.
-No hay tiempo de saludos. Tenemos que largarnos cuanto antes- intervino Jake con austeridad concluyendo la conversación.
Todos hicieron caso a su consejo y se marcharon del bosque en dirección al campamento. Quizás no era el lugar más seguro pero sí sería un refugio temporal mientras aclaraban todo.
Después de lo sucedido, el campamento estaba completamente deshabitado. Todos los alumnos habían sido o bien reclutados para el ejército o bien habían huido a tiempo junto con sus familias. Sólo quedaban unos cuantos soldados veteranos custodiando sus muros en caso de problemas.
Cuando llegó la noche, aprovecharon la oscuridad para ocultarse en una de las habitaciones abandonadas de la sección de Aéreo. Emma se percató que en todo el tiempo que había estado en Homeland, nunca estuvo allí. Una sensación de tristeza y rabia la invadió al ver que todo aquello estaba completamente desocupado. La anterior vida y jolgorio que aquel lugar tuvo en alguna ocasión había desaparecido.
Como habían cambiado las cosas en tan poco tiempo.
Arrinconados en una de las paredes de la habitación bajo la sombra de la luz de la luna, estaban sentados en círculo mientras dialogaban sobre qué hacer o no.
-He oído que ahora, Alice es uno de ellos. Nos ha traicionado.
-Curtis no seas así. Quizás no ha tenido otra opción, ¿no crees?- contestó Margaret desde una esquina.
A Emma no le interesaba lo más mínimo lo que hiciese o no la idiota de Alice. Lo que realmente quería saber qué había sido de Jake y qué era lo que le rondaba por la cabeza. Así que se acercó hasta él.
-Oye, ¿cómo estás?-preguntó curiosa entre susurros para que el resto de sus compañeros no pudiesen escuchar.
-Tú que crees. Jodido, como lo estamos todos.
-¿Por qué eres así?. Sólo quería saber como estabas.
-Pues ya lo sabes.
Y ahí estaba de nuevo. El desagradecido y orgulloso Jake Strauss regresaba. ¿Cómo era posible que cambiase tanto su forma de ser con ella?. ¿Qué pretendía?. La rabia la estaba consumiendo por dentro, sentía unas ganas terribles de estallar y decirle unas cuantas cosas. Aunque no tuvo tiempo de hacerlo cuando éste se levantó de su asiento y se marchó de la habitación diciendo:
-Regreso en una hora. Tengo que hacer unas cuantas cosas.
Estaba claro que siendo como lo es ella, Emma no se quedaría de brazos cruzados sintiéndose ninguneada. Así que minutos después de abandonar el cuarto, ella le siguió sin ser descubierta por él.
Desde las sombras, observó que Jake cogió un hacha que estaba escondida bajo unas sábanas que cubrían unas cuantas cajas de cartón y salió de la Sección de Aéreo. Cuando llegó a la entrada, saludó a un par de soldados que vigilaban la zona y le dejaron salir por la puerta principal sin problemas.
Esto extrañó en exceso a Emma; quien tuvo que saltar el muro para no ser descubierta y continuar su rastro.
Tras una larga caminata en su seguimiento, se iban adentrando cada vez más en el bosque hasta dar con un lugar que le resultaba familiar. Habían llegado hasta el Árbol Sagrado Éter, el quinto elemento.
Jake miró a su alrededor comprobando que nadie estaba mirando para después alzar su hacha y comenzar a talar una de las ramas de aquel árbol mágico.
Emma, sorprendida, no tuvo tiempo de reaccionar cuando de repente:
-¡Qué estás haciendo imbécil!. ¡Esa no es tu tarea!-exclamó Alice a lo lejos mientras aparecía en escena.
-Baja el volumen, pueden descubrirnos.-le susurro el joven.
-¿En serio?, ¿crees que cortando una simple rama vas a hacer algo?. Tienes que asesinar al árbol entero, dame el hacha.
-Fitzgerald me ocupó este cargo a mí, no a tí. Aléjate Alice.
-¡¿Qué?!, ¡Fitzgerald!, ¿qué está pasando aquí?- intervino Emma.
-Jake, estate quieto. De esta me encargo yo.
Alice se aproximó a ella lanzándole una bola de fuego directo al abdomen que la derribó al suelo.
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Elementos
ФэнтезиSINOPSIS "Nunca subestimes el poder del agua" En el día de su décimo octavo cumpleaños, Emma Stevenson recibe un regalo de su abuela un tanto peculiar. Su apariencia externa es un libro; pero en realidad es mucho más que eso. A partir de él, cambia...