CAPÍTULO 6. Los elementos

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De nuevo, se instruyó a formar una única fila. El objetivo era coger un trozo de papel en blanco donde con un lápiz se escribiría el nombre y apellidos seguido con la palabra SÍ o NO, para ser posteriormente introducido en una urna. Emma guardó sitio en la fila mientras sus demás compañeros iban depositando de uno en uno el papelito.

A pesar de parecerle todo muy precipitado, tenía las ideas claras. Llegó el momento de hacerlo. No había vuelta atrás.

Emma cogió el trozo de papel y el lápiz. Lo depositó en la urna y retomó su asiento donde antes se encontraba.

En él, escribió la respuesta Sí. Sí ser Aclaryel.

Una vez hubo concluido la primera parte y todos los jóvenes tomado su decisión, la Subdirectora Meredith Parker hizo una pequeña pausa mientras encendía de nuevo el megáfono y proseguir:

-¡Estupendo chicos!.¡Ya hemos finalizado la mitad de esta reunión!. Para los que habéis escrito la palabra Sí, daros la enhorabuena y espero que disfrutéis de esta experiencia. Por el contrario si vuestra decisión fue un No, os mando mis mejores deseos y que seáis muy felices en la vida que habéis elegido. Pero para ello, deben asistir a una sala de Borrado de Memoria antes de volver a sus hogares. Supongo que sabrán que es un proceso indoloro y solo serán borrados los recuerdos relacionados con Kendratán. El profesor McDenverly les acompañará.

Emma quedó sorprendida al ver la cantidad de gente que se levantó de sus asientos para marcharse de Homeland. No creía que iban a ser tantas personas las que tomasen aquella decisión.

-En cualquier caso, los demás continuamos con la segunda parte del proceso. Mi parte preferida. ¡La adjudicación de elementos!. Iré nombrando alumno por alumno conforme saque los papeles de la urna donde ponga la palabra SÍ, bajará hasta aquí conmigo y se colocará frente a estas cuatro cajas metálicas en cuyo interior, estará su poder.

Comenzó el momento de la selección.

-Margaret Strauss.

De repente, se creó un ruido ensordecedor a causa de los aplausos. Al parecer Margaret ya era conocida por algunos de los que estaban allí, pues gritaban su nombre entre vitoreos y silbidos. Esta joven a decir verdad, era muy atractiva: metro 70, esbelta, largo y ondulado pelo de color rubio, ojos claros, tez fina y blanca.

Margaret devolvió los cumplidos girándose mientras lanzaba besos al aire con una amplia y perfecta sonrisa. Mientras, prosiguió su camino hasta las 4 cajas metálicas. Se aproximó a ellas una por una mientras pasaba su mano por la parte superior de las mismas cuando de repente, la tercera caja comenzó a vibrar. No había duda de que esa era la caja que debía abrir, y cuando lo hizo una repentina llamarada de fuego disparada hacia arriba emergió.

-¡Fuego!-gritó Meredith entre aplausos.

Y el estadio estalló en más celebración. La primera Aclaryel, y además de fuego. Por algún motivo, el fuego era el poder que todos deseaban tener, entre ellos Emma. Le parecía algo de lo más interesante.

Conforme Meredith iba nombrando y sacando papeletas de la urna, el tiempo discurría y el nombre de Emma no aparecía. El aburrimiento le superó y llegó un momento en el que dejó de prestar atención a sus compañeros.

-¡Kevin O'donnel! ¡Lia Shin! ¡Bertha kraskova!.

De entre todos los nombres, hubo uno que captó su atención de nuevo.

-¡Jake Strauss!.

El apellido Strauss volvía a aparecer de nuevo entre los papeles. Debían tener algún vínculo familiar o parecido, porque de la grada se levantó un apuesto chico de misma apariencia física que Margaret. Dos gotas de agua, con la diferencia que este no mostró ni una pizca de su sonrisa al público que le aplaudía a su paso. Con gran seriedad, se dirigió hacia las 4 cajas. En su caso, fue la primera caja la que vibró, surgiendo de ella otra potente llamarada de fuego.

Al parecer, los elementos se mezclaban en el interior de las cajas para no repetir orden y así, crear expectación entre las masas.

-¡Alice Cooper!-gritó Meredith con su megáfono.

En aquel instante, todo el bullicio que durante horas perduró en la grada, desapareció por completo. Todo el teatro quedó en absoluto silencio, ni una sola hoja, mosquito, o mínima corriente de aire se atrevió a sonar en aquel instante. El ambiente de jolgorio había desaparecido, siendo sustituido por uno de gran tensión.

Con sinceridad, su aspecto no parecía diferente al de cualquiera chica común. No era especialmente alta, de piel pálida, pelo negro muy oscuro y corto que acababa en un flequillo recto que tapaba parcialmente sus ojos. Aunque lo que le hacía distinta, era su mirada de agresividad y furia, la cuál imponía bastante respeto.

Alice bajó a la arena hasta las cajas cuando, antes de poder acercarse demasiado, una de ellas se abrió repentinamente por sí sola creándose una gran explosión de fuego en el aire. Todos quedaron boquiabiertos, incluido ella misma. Girándose, se volvió al público mostrándoles una malvada sonrisa con la que intentó demostrar, de alguna manera, que ella era especial. Más poderosa y fuerte que los demás.

Con aquel espectáculo, Emma quedó totalmente sorprendida. Sin embargo, su nombre fue el siguiente en ser nombrado:

-¡Emma Stevenson!

Como aún permanecía anonadada, tuvo que esperar unos segundos hasta reaccionar e incorporarse del asiento. Conforme bajaba por las gradas, su mente recordaba algo que en una ocasión su abuela le contó:

" La genética suele predominar en la elección de elemento. Si tus antepasados fueron Aclaryels de agua, probablemente tú tendrás ese poder".

A pesar de todo, ella tenía una mínima esperanza de poder poseer el elemento fuego. Sin duda alguna, era lo que deseaba.

Al llegar, se aproximó a las cajas cuando la segunda, comenzó a vibrar. Echó un vistazo rápido a las demás para ver que ocurría con ellas. Pero todas permanecieron inmóviles. Así que sin dilación, se apresuró a abrirla mientras rezaba por tener el elemento deseado.

Cuando lo hizo, una enorme ola de agua se precipitó sobre Emma empapándola por completo de arriba a abajo.

-¡Agua!- dijo Meredith al sonreír.

-"Gracias por la aclaración"-pensó para sí misma.

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