Emma y su amiga Chloe estaban en su habitación cómodamente mientras comían palomitas sentadas en la cama frente al televisor.
-Esta película es un rollo. Deberíamos cambiarla.
-Ha sido idea tuya ponerla, no mía.
Chloe se levantó y se dirigió hacia la estantería llena de libros.
-En la Universidad nos han obligado a leer algunas lecturas obligatorias, aunque no es algo que me agrade- dijo la joven al pasar la mano por la cubierta de algunos libros del estante.
-Qué haces. Estáte quieta- contestó Emma entre risas sin percatarse que allí, se ocultaba su Dobrian.
Desde que comenzó en el campamento Homeland, nunca le contó nada a su amiga. Todos aquellos que no eran Aclaryels habían sido engañados por los medios para no descubrir la verdad. Y Chloe, no era menos. Ella no debía saber nada. Sin embargo, cuando quiso darse cuenta, tenía el Dobrian en sus manos.
-No sabía que leías libros así.
-¿Como cuáles?.
-"Instituciones, normativas y leyes. Por William Foster. Suena bastante aburrido.
-Mierda, ¡no!- exclamó Emma preocupada.
Abrió el libro por una de las páginas, pero no sucedió nada. Más tarde, recordó que sólo se iluminaba si se trataba de una Aclaryel.
-¿Qué pasa?.
Emma dejó de alarmarse por un momento.
-No, nada. Es sólo, que es un libro antiguo. Mi abuela me lo regaló por mis 18 cumpleaños.
-Oh, claro. Lo dejo donde estaba.
Estaba mintiendo a su amiga, y eso era algo que no le agradaba demasiado. ¿Por cuánto tiempo debería seguir siendo así?.
El timbre de la puerta sonó. Estaban solas en casa, así que ambas bajaron por las escaleras hacia abajo para abrirla. Al hacerlo, Emma se encontró con una sorpresa.
-¡Curtis!, ¿qué haces aquí?.
-¿Me echabas de menos?- preguntó su amigo mientras la abrazaba estrechamente.
-Curtis, te presento a mi amiga Chloe.
-Encantada- respondió cordialmente.- Debería irme. Imagino que tendréis mucho de que hablar. Nos vemos pronto.
Después de marcharse, Curtis accedió al interior de la casa.
-¿Quieres tomar algo?. Puedo ofrecerte té...
-Nada, gracias. He venido por una cuestión importante-comentó interrumpiéndola.
-¿Ocurre algo?.
-¿Aún conservas tu Dobrian?.
-Sí, aunque... está muy estropeado. La última vez que lo utilicé casi se destruye.
-Tenemos que usarlo. Hay que volver a kendratán.
-¿Estás loco?, ¡tal y como están las cosas lo último que podemos hacer es eso!.
-¿Recuerdas el Árbol Sagrado?, tenemos que acceder a él.
-¿Para qué?.
-Todo a su tiempo.
Sin previo aviso, su amigo subió al piso de arriba y entrando en su cuarto, tomo el libro mágico llevándoselo consigo.
-¿Cuál es la página?.
-Curtis, no pienso hacerlo.
Pero en vago intento de ocultarlo, el propio libro se iluminó ante la presencia de otro Aclaryel, abriéndose por la página que correspondía.
-Página 26. Perfecto.
-No, por favor. Es el último recuerdo que tengo de mi abuela. No lo hagas.
El joven tomó la mano de su amiga agarrándola con fuerza, la miró dulcemente a los ojos y pronunció en voz alta: "Kendratán", haciendo así que el libro les engullese a ambos y desaparecieran del lugar.
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Elementos
FantasíaSINOPSIS "Nunca subestimes el poder del agua" En el día de su décimo octavo cumpleaños, Emma Stevenson recibe un regalo de su abuela un tanto peculiar. Su apariencia externa es un libro; pero en realidad es mucho más que eso. A partir de él, cambia...