CAPÍTULO 40. El influjo del agua

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La televisión del salón estaba encendida a alto volumen, sus padres estaban de pie frente a la pantalla escuchando las noticias dadas en el telediario. La imagen de Fitzgerald estaba en portada en todos los informativos. Hablaban acerca de una figura política revolucionaria que creaba conflicto en la sociedad eliminando la paz de los ciudadanos, pero no hablaron en ningún momento nada con respecto a los elementos, Kendratán o los Aclaryels. Todo seguía siendo un misterio para muchos.

Charlotte escuchó como se abría la puerta de la casa viendo que de ella se asomaban Jake y su hija.

-¡Hija!, ¿estáis bien?, ¿y los demás?.

Emma no tuvo tiempo de responder cuando escuchó unos pasos acelerados a lo lejos que venían tras de sí. Eran sus amigos que corrían hacia ellos, todos estaban a salvo.

                                     • • •

Habían dado las 4:30h de la mañana. Toda la casa estaba en pleno silencio. No se oía ningún sonido en todo su alrededor, todo parecía estar en calma. Sin embargo, ella no paraba de pensar en lo sucedido. Una rebelión estaba en camino, asesinatos y secuestros, represión social, un intento de asesinato por parte de Alice. Eran demasiadas cosas.

Se incorporó de su cama mientras se pasaba las manos por el cabello cuando de repente escuchó de nuevo aquella voz que la llamaba por su nombre.

Aquella ocasión fue diferente a las demás. Emma quedó completamente absorta con aquella melódica y suave voz. Quedó atrapada en sus palabras. Apoyó sus pies en el suelo y sonámbula se dirigió hacia la puerta para poder abrirla y salir de la habitación. El crujir de la madera mientras bajaba las escaleras alarmó a Jake, quien al parecer tampoco podía conciliar el sueño.

-¡Tss!, ¡Emma!- pronunció en voz baja intentando no despertar a nadie, pero ella no podía escuchar a nadie más salvo aquella voz.

Era una noche fría de una fuerte tormenta. La brisa acariciaba su piel estremeciendo su cuerpo. La lluvia caía sobre su desprotegida cabeza empapándola por completo. Pero nada de eso le importaba lo más mínimo a ella. Emma sólo quería continuar y avanzar hacia el mar. La voz que no paraba de susurrar su nombre, crecía en intensidad. Era como una especie de hechizo que la había embrujado.
Avanzaba sin cesar, como si nada pudiera detenerla, hasta llegar a la playa. Jake la siguió en todo momento ocultándose para no ser descubierto, quería saber qué estaba haciendo.

La playa, el mar, el cielo oscuro envuelto en un manto de estrellas que brillaban por los rayos de la tormenta. El agua, la llamaba. Sentía que debía ir hacia él, no tenía otra opción. Introdujo sus pies en el agua para después bañarse en ella por completo. Nadó hasta sobrepasar la orilla y estar en lo más profundo de la costa.

Estaba sola, flotando. Enamorada de la voz y del agua, de las suaves y frescas corrientes de agua que arrastraban su ropa por ella. Lluvia y mar en una sola persona. Emma Stevenson.

Se hundió entre las olas y permaneció en el silencio acuático durante unos segundos. Era lo que necesitaba, paz, contacto con su elemento. Contacto con ella misma. Por un momento, el mundo era mágico.

El símbolo de la muñeca se iluminó actuando como luz en la oscuridad del océano. Aquella blanca luz señalaba hacia lo que parecía una figura que nadaba en su dirección. Emma abrió los ojos sorprendida al ver que se trataba de su abuela. Nadó hasta ella lanzando sus brazos para poder abrazarla, pero era una simple ilusión, puesto que al hacerlo desapareció.

De repente, notó como comenzaba a faltarle aire y a dificultarse sus movimientos bajo el agua. Intentó desplazarse hacia la superficie en vano. No podía moverse, era como si una especie de fuerza la arrastrase cada vez más profundo impidiendo subir. En ese momento comprendió algo. El agua era peligrosa, pero más aún era la conexión que tenía con ella. Era como si fuesen un sólo ser, un único poder.

Su vista comenzaba a nublarse, las fuerzas le fallaban. Veía como su cuerpo de hundía cada vez más, hasta que una espuma de burbujas de agua apareció en el agua. Era Jake, quien se había precipitado dentro del mar en su búsqueda. Buceó hasta ella, la tomó del brazo y la propulsó hacia arriba.

Arrastró su cuerpo hasta la orilla donde la tumbó. Él repetía su nombre una y otra vez pero no obtenía respuesta. Zarandeaba su cuerpo sin éxito, estaba completamente inconsciente. No tuvo otra opción que propinarle una palmada en la cara para que intentase reaccionar.

Tras varios intentos, Emma comenzó a toser agua escupiéndola para no atragantarse. Miró a su lado donde encontró al chico rubio arrodillado en la arena con una enorme sonrisa que iluminaba su rostro. Estaba viva.

-Idiota, ¿por qué has echo eso?. Podrías haber muerto.

-Pero tú me has salvado.

-¿Y si no hubiese llegado a estar?. ¿Lo has pensado?. Eres una inconsciente.

Emma se aproximó hacia él robándole un beso inesperado.

-Ahora sé quien soy, Jake. Soy el elemento Agua.

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