CAPÍTULO 26. Búsqueda de información

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"Ten cuidado con él", "no es lo que parece".

"Emma, escucha mi voz", "salva a Kendratán".

"Usa tu poder".

La joven despertó sobresaltada del sueño en mitad de la madrugada. Echó un vistazo rápido a su alrededor y comprobó que estaba en la habitación de su casa. Miró la hora del despertador que tenía colocado sobre la mesilla de noche y observó que aún era demasiado temprano. Eran las 4:30h de la mañana. Sólo era una pesadilla, nada más.

Pero a pesar de la hora, ella ya no tenía sueño. Así que decidió aprovechar para sigilosamente encender la pequeña luz de su flexo, coger un papel y bolígrafo y comenzar a escribir.

En cada trozo de este, escribió una pista diferente: Directora, Cartas Magistrales, Fitzgerald, Mike el veterano, Juegos clandestinos..., como si de una serie policiaca se tratase. De esta manera, intentaría atar cabos sueltos. Aunque, era complicado relacionar tantas cosas sin que existiese una relación aparente entre ellas.

-"Debes preguntar a aquellos que habitan en el manantial"- sonó de nuevo aquella voz. Estaba claro que no se trataba de ninguna pesadilla, sencillamente esa voz no había parado de susurrarle cosas en toda la noche.

-¿Quién eres y qué es lo que quieres?- preguntó en un tono bajo para no despertar a su familia.

-"Debes preguntar a aquellos que habitan en el manantial".

-¿Qué manantial? ¿Le pregunto a los anfibios?.

-"Conoces el lugar". "Debes volver hasta allí y encontrar a quien pueda darte la información que necesitas".

De pronto recordó que no hacía demasiado, visitó uno por la noche en compañía de Jake. La misma noche de la celebración del Árbol Sagrado.

-¿Y por qué no me das tu esa información?.

No obtuvo respuesta, pero sabía lo que debía hacer y era la mejor solución. Debía regresar hasta Kendratán sin ser vista por sus compañeros o sino, podría haber represalias.

                                • • •

-Campamento Homeland- pronunció en el silencio de la noche mientras abría su libro mágico Dobrian que, la transportaría hasta Kendratán.

En plena oscuridad, se adentró en lo más profundo de la arbolada hasta dar con un camino que le resultaba familiar. Lo siguió sabiendo que éste le conduciría al manantial, y a pesar de la larga caminata durante veinte minutos logró encontrarlo.

Tenía el manantial frente a ella. Tan hermoso y reluciente como la última vez. Se aproximó con cautela hasta las verdosas aguas cristalinas y arrodillándose en la orilla esperó.

No había ni rastro de nadie por aquel lugar. Aquella voz la había engañado. Al menos, eso creyó hasta que de lo más profundo de las aguas apareció una criatura de lo más extraña.

Era lo que allí en Kendratán se conocía como las ninfas acuáticas. Hermosas jóvenes de piel con escamas verdosas y azules, largas melenas rizadas de color plateado, branquias en los laterales del cuello para poder respirar y piernas con forma de aleta para poder movilizarse mejor.

Emma se alejó de la orilla asustada de aquella mujer.

-No tengas miedo, Emma. Vengo a ayudarte.

-¿Cómo sabes mi nombre?.

-Sé que vienes en busca de información. Debes darte prisa, ellos no tardarán en venir.

-¿Quiénes?.

-Fitzgerald y sus secuaces. Sus más fieles guerreros. Una revolución está a punto de comenzar entre estos dos grandes mundos. Asegúrate de estar preparada.

-¿Qué debo hacer?.

-Encuentra a la Directora y protege las Cartas, son la pista definitiva. Ahora debo marcharme, pero escúchame atentamente Emma. Usa tu poder.

Y sumergiéndose poco a poco, la ninfa desapareció sin dejar rastro.

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