CAPÍTULO 12. Reencuentro familiar

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¿Pruebas canceladas? ¿Cómo era eso posible? En toda la historia del campamento Homeland, nunca había ocurrido esto. En cualquier caso, resultó ser un alivio para la mayoría de los alumnos. Estaban cansados de someterse a tanta presión en tan poco tiempo.

Después de una larga espera, por fin llegó el deseado fin de semana. Para casi todos los novatos, esta primera semana fue bastante dura, y sinceramente se les hizo interminable. Aunque todo eso ya pasó. Emma y las chicas terminaron de empacar lo necesario para estar un par de días en sus casas.

-¡Nos vemos pronto! ¡Disfrutad!-dijo Lucy despidiéndose con la mano mientras salía de la habitación.

Emma cogió su pequeña maleta con una mano y con la otra, abrió la página 26 de su Dobrian.

-Buen fin de semana Cristine- comentó Emma lanzándole unos besos al aire- ¡A casa!.

Y el libro mágico la engulló.

                             • • •

Apareció tumbada en la cama de su habitación como si nada hubiese sucedido. Pero estaba claro que había ocasionado bastante ruido, pues se escucharon unos veloces pasos subir por las escaleras hasta abrir su puerta.

-¡Robert ya está aquí!-gritó su madre loca de contenta.

Emma saltó a los brazos de Charlotte estrujándole un buen achuchón.

-¡Ay cariño tienes tanto que contarnos! ¡Tu abuela está esperando abajo en el salón! Vamos ven, cuéntanos todo.

Durante horas estuvieron reunidos con una buena taza de café. Les contó todo lo que había vivido durante su primera semana: la Asamblea y asignación de poderes, su elemento Agua, las pequeñas cosas que aprendía diariamente sobre sus poderes, los amigos y por último; las pruebas.

-¡Qué barbaridad! En mis tiempos no se hacían esas salvajadas-exclamó la abuela.

-¿Y han sido cancelados? ¿Por qué?-preguntó Charlotte.

-Pues aún no sabemos el motivo. Al parecer la Directiva los consideraba demasiado violentos-respondió ella.

Hubo un fugaz cruce de miradas entre su madre y abuela, y no parecían demasiado contentas con la respuesta que les había dado.

-Mamá, ven a la cocina y ayúdame a recoger los vasos-añadió la madre.

Emma pudo observar desde el sofá que ambas comenzaron a discutir, de nuevo. Aunque en esta ocasión si que es verdad que no comprendía el motivo.

-Como está claro que ellas no van a contarme nada, espero que tú si lo hagas-contestó con una mirada desafiante a su padre.

-Verás pequeña, es una situación un tanto complicada. En realidad lo que ocurre es que...

Pero su teléfono sonó de repente. Se trataba de una llamada de Chloe, su mejor amiga.

-Te has salvado por los pelos, ahora continuaremos la conversación- dijo mientras descolgaba la llamada- ¿Sí? ¿Chloe?.

-¡Menos mal! Pensé que te habías muerto-respondió una voz al otro lado del móvil- ¡Te he llamado miles de veces esta semana!.

Entonces recordó haberse dejado el teléfono en casa durante su primera semana en el campamento.

-Ah, lo siento. Lo he tenido roto todo este tiempo. Ya está solucionado. ¿Cómo estás?-preguntó mientras subía de nuevo a su cuarto para poder charlar tranquilamente.

-¿Cómo estás? ¿de verdad?. Creí que serías un poco más original.

-Y por qué debería ser yo la simpática. No recibí tu felicitación por mi cumpleaños, ni un simple hola.

-Estaba enfadada.

-¿Por qué? No entiendo cómo no me creíste a mí, siendo tu amiga de la infancia. Ya te dije que yo no se lo conté a nadie. Sabes de sobra que soy incapaz de hacer algo parecido. Y si no te fías de mi palabra, es que no me conoces.

-Mis padres me echaron una bronca tremenda. El coche estaba destrozado. Tuve que pagarlo de mi propio bolsillo. Aunque bueno, qué mas da.

-....

-¿Sigues ahí?.

-Sigo-respondió dejando un silencio incómodo.

-Quería pedirte disculpas por comportarme como una auténtica idiota. Debí llamarte o escribirte algún mensaje. Lo siento.

En el fondo Emma la echaba de menos, se contaban todo entre ellas y después de lo que había vivido y los cambios que había sufrido, sentía aún más la necesidad de perdonarla.

-Disculpas aceptadas-añadió entre risas -. Tenemos muchas cosas que contarnos.

No tuvo tiempo de acabar la frase cuando Marcus irrumpió en su habitación echándose sobre ella.

-¡Auch! ¡Marcus me aplastas!-rió a carcajadas mientras volvía a atender la llamada.- Oye tengo que dejarte, hablamos luego. Besitos.

-¡Tu primera experiencia universitaria! ¡Cuéntame todo!-dijo con gran entusiasmo.

"Si tú supieras...".

                           • • •

Fue un fin de semana corto, pero intenso. Emma disfrutó cada segundo que estuvo rodeada de su familia. Aunque pronto acabó todo aquello y tuvo que regresar a Homeland.

Después de haber dado las clases de la mañana, Curtis y ella se sentaron en una de las mesas de la biblioteca del campamento junto con un montón de libros a su lado.

-No ha pasado ni una semana y ya tenemos que estudiar. ¡Menuda mierd...!

Curtis frenó su lengua tras el gesto de silencio que Emma hizo con su dedo índice.

-Calla que nos van a echar. Ponte a estudiar.

-Por cierto maja, tengo algo que preguntarte-dijo en un tono picaresco.- Os vi la noche de la hoguera a ti y a Jake muy arrimados, ¿de qué hablasteis?.

-Simplemente le agradecí su gesto en la primera prueba, nada más.

Como era de esperar, él no se quedaría de brazos cruzados con aquella información. Le resultaba insuficiente. Ella notaba sus ojos en su cogote, no quería despegar su mirada del libro pero finalmente no resistió.

- ¿Quieres dejar de mirarme? Que quieres saber.

-No te creo. Quiero saber toda la verdad. Ví los ojitos que le ponías y esta claro que te interesa.

-No tengo ningún tipo de interés en Jake, para ya-respondió avergonzada.

-Bueno, tu misma. Sólo te digo que tengas cuidado con Margaret.

-¿Margaret? ¿Por qué?.

-Tú que crees.

Emma se quedó completamente sorprendida. Se esperaba cualquier cosa menos aquello. "¿Es lo que creo que pienso?" "¿Acaso son novios?" "¡Pero si son iguales y tienen el mismo apellido!".

Curtis no pudo remediarlo más y estalló en una enorme carcajada que resonó por toda la biblioteca.

-¡Shhhhhh! Eres imbécil.

-Deberías verte la cara que has puesto, ¿qué te has pensado? ¡si son gemelos!. Tienes vía libre para ti sola, maja.

-Te voy a lanzar un bolígrafo a la cara como no pares de decir tonterías.

-Tenía que verificar que te gustaba, y acerté.

-Anda, acompáñame a por un libro-comentó cambiando de conversación radicalmente.

Tras una exhaustiva búsqueda de libros por todas las estanterías, Emma se subió a unas altas escaleras para alcanzar uno de los estantes, y allí, algo sorprendente encontró.

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