CAPÍTULO 16. La sagrada ceremonia

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-¡Te queda fantástico Emma! Ni yo misma lo diría.

-Esto es demasiado Margaret. No estoy acostumbrada a llevar este tipo de ropa.

-Déjate de tonterías, ahora toca el peinado. Tardaré poco te lo prometo.

Mientras Margaret arreglada el desordenado pelo de su amiga, Jake irrumpió espontáneamente en la habitación.

-Hermanito, ¿por qué no llamas a la puerta?.

-Tenía que coger un par de cosas, ya me voy.

-¡Hey!. Antes de marcharte, dime qué opinas de mi trabajo. ¿A que está guapísima?.

Emma comenzó a sonrojarse por momentos, no quería saber cual era su opinión. O eso creía ella.

-Sí, está bien. Nos vemos luego-dijo al cerrar la puerta.

-"¿Enserio? ¿Eso es todo? Desde luego que no soporto a este chico"-se decía para sus adentros.

-No se lo tomes en cuenta, él es así. Le cuesta expresar sus sentimientos.

-Tranquila, no me ha molestado. Aunque ha parecido ser muy franco.

-Lo ha dicho porque se ha quedado sin palabras. Le conozco bien. Soy cinco minutos mayor que él.

-¿Es tu único hermano?.

-Tenemos un tercer hermano, él es el mayor. Frederic Strauss. Y luego llegamos nosotros, los gemelos.

-¿Él también estudió en Homeland?.

-Por supuesto. Toda mi familia ha estudiado aquí desde hace muchas generaciones atrás. Todos somos seres de fuego. Siempre hemos tenido claro lo que queríamos, menos Jake.

-¿Enserio? ¿Jake?.

-Él da una imagen equivocada. Parece ser una persona muy segura con respecto a este mundillo de la magia. Pero en realidad, no. De echo, él nunca tuvo claro convertirse en lo que es. Siempre nos decía que le suponía demasiada responsabilidad y no la quería. Él quería ser un humano normal, sencillo. No quería ser Aclaryel.

-Te estoy haciendo demasiadas preguntas. Disculpa.

-En absoluto. No me importa contarte esta historia. Tengo confianza en ti. El caso es que, por aquel entonces Olivia estaba de por medio y eso no gustó nada a mi familia.

Emma, meditó callada toda la información que estaba recibiendo. Estaba claro que no conocía lo más mínimo a ese chico, y no debía juzgarle con tanta dureza.

-¿Quién es Olivia?.

-Olivia Jackson. Su gran amor.

Por algún motivo, su corazón dio un gran brinco. Sintió rabia, y no comprendía el porqué.

-Jake tuvo que abandonarla para convertirse en Aclaryel. Mis padres se lo exigieron, no querían que tuviese ninguna distracción en su preparación. Además, él pasaría la mayor parte de su tiempo en Kendratán sin apenas poder verla. No funcionaría. Así que cortaron. Aunque bueno, eso ya no tiene importancia. Estamos aquí.

Por fin finalizó su tarea con un fabuloso peinado.

-Estás radiante-comentó Margaret.

A pesar de lo bella que pudiera verse, el rostro decepcionante de Emma era evidente. En efecto, no conocía a Jake para nada.

• • •

Llegó el momento. La ceremonia ya iba a dar comienzo. Todos los alumnos y directivas de las diferentes escuelas estaban reunidos bajo el Árbol Sagrado del Éter. El ambiente era todo un espectáculo de luces naturales formadas por la propia luz del manto de estrellas, la hermosa luna llena, los destellos llameantes de las blancas velas, las pequeñas luciérnagas que revoloteaban entre los arbustos y por supuesto, el majestuoso y gran Árbol.

Éste, era de gran altura, fuerte y robusto, de enorme tamaño y lo más peculiar de todo. Irradiaba una hermosa luz blanca que iluminaba bajo la gran oscuridad del bosque.

La vestimenta de Emma, no era para menos. Lucía un hermoso vestido largo blanco ajustado a la cintura, terminando en cola, radiante, a juego con las luces de la ceremonia. En su cabello, una pequeña diadema plateada con pequeños detalles de hojas y flores metalizadas que recogían sus alocados mechones sueltos.

Con la vela encendida en sus manos, cantaba una hermosa oración al son con todos los demás. Notó la presencia de alguien aproximarse a ella. Era el mismísimo Jake Strauss, de pie a su lado.

-Pareces un saco de patatas-inició el joven.

-¡¿Cómo dices?!-replicó en un tono alterado.

-Sólo digo lo que pienso.

-Habló el más indicado, con ese traje que parece una tienda de campaña.

-Perdona, pero es demasiado elegante para que tus ojos puedan apreciarlo.

-Lo que tú digas.

-Destacas, pero por ese vestido.

-¿Quieres dejarme en paz?.

-He de admitir que el peinado no está mal. Lo has intentado, te has esforzado aunque sin mucho éxito.

-Se acabó, no tengo porque aguantar esta tontería-dijo mientras le entregaba la vela y se marchaba de la ceremonia.

-¿A donde vas? ¡Aún no ha acabado!.

Emma se escabulló a gran velocidad por el bosque oscuro, estaba cansada de tener que lidiar con las palabras de aquel impertinente. Y pensar por un momento que ella podría tener un mínimo interés por él. Qué estupidez.

Sin embargo, a pesar de su intento en huir, Jake corrió tras ella para poder alcanzarla.

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