CAPITULO X (parte 4)

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Damon había notado al instante el cambio en la mirada de David, y si eso no hubiese sido suficiente para alertarlo, solo bastó con que mirara a Mika para entender lo que pasaba. Ya sabía quiénes eran.

Cómo lo había descubierto, o qué le hizo llegar a esa conclusión, la verdad, poco o nada le importaba; hasta cierto punto, era lógico que los que les rodeaban se percataran de su verdadera identidad, más ahora que Mika también estaba en la tierra; lo raro sería que nadie lo notara. Honestamente, Gabriel había sido demasiado listo al averiguarlo al instante en que lo vio...y él un idiota por confirmárselo...

Cual fuera el caso, lo que importaba de momento era qué haría el ángel con esa información, y si se atrevería a intentar mandarlo de regreso al infierno. Bueno, eso sería interesante de ver; salvo por el pequeño detalle de que se le veía tan malditamente tranquilo, que incluso resultaba irritante.

Porque podía olerlo. Los celos eran una esencia bastante fácil de identificar; y David estaba totalmente impregnado de ella. Aparentemente, sus deseos por Violeta iban en aumento, lo que le hacía preguntarse exactamente cómo hacía para mantener todavía el control... y, a pesar de que jamás lo diría en voz alta, admirarlo un poco por ello.

El demonio comenzó a rondar la idea de que quizás el amor del ángel era demasiado fuerte, demasiado puro para corromperse incluso en medio de la podredumbre... y luego estaba la forma en que ella reaccionaba ante él, la manera en que los ojos de Violeta se dulcificaban al verlo...

-El grupo que enfrentaste la noche del ataque...-. David se giró para observarlo. Los rayos del sol chocaban contra la eterna luz plateada que lo rodeaba, incluso cuando intentaba mantenerla oculta en el plano mortal. -Eran Grigoris...-. Aseguró

El brillo celestial hizo que el ceño de Damon se profundizará en una reacción de desagrado natural. A pesar de estar caminando en el desfiladero, de que la oscuridad poseyera parte de su esencia, la divinidad estaba atada a su orgullo.

-Si...-. Contestó todavía analizándolo

-¿Pudiste derrotarlos?

Durante unos leves segundos, el silencio se adueñó de los labios del demonio. ¿Era enserio?

-Yo aquí, pensando que conocías mi nombre; y tú diciendo estupideces...-.Eso lo había hecho salir de sus pensamientos con asombro. ¿De verdad le preguntaba eso sabiendo quién era? Tal vez se equivocó, tal vez no lo sabía...

-Sé quién eres ¿Pudiste derrotarlos?-. Volvió a decir sin modificar su gesto, a pesar de que en el interior todo estaba en caos ¿Por qué caminaba libremente por la tierra? ¿Cómo es que no habían notado su despertar? Por increíble que le resultara, esa, de momento, tampoco era su prioridad

-Sigues diciendo estupideces...-. Una sonrisa que hacía palidecer al pecado se extendió en la boca de Damon, mientras que una postura altanera hecho sus hombros hacia atrás, con la gracia de un felino listo para jugar con su comida. -Mira bien, incluso si mi nombre está oculto y mis poderes sellados...-. Debía tener cuidado con sus palabras, no podía mentir, pero tampoco quería que supieran que poseía las llaves de sus cadenas. -Sería capaz de eliminar más, muchos más de los de su tipo. Grigoris, ja...-. La burla entonaba sus letras. -Está claro que alguien les hizo un muy buen y falso trabajo de propaganda...

El ángel le dio una mirada evaluativa.

No lo conocía. Sabía su historia, las batallas, la fuerza que ostentaba... el título que poseía; pero en el pasado no se había cruzado con él porque era, por mucho, más viejo a su creación. Por un instante se preguntó si haberlo visto antes de que se transformara en el ser que ahora estaba frente a sus ojos, habría cambiado su opinión, si era eso lo que ocurría con Mika...

ALMA MIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora