Luego de que Joel hiciera un corte limpio en el candado, y una mariposa se introdujera en el cerrojo, el pequeño grupo logró entrar en el edificio sin mayor problema. Habían pasado ya dos semanas desde el incidente, y aunque todavía había una patrulla vigilando la calle, y cintas amarillas que se suponía restringían el paso al área, nadie hizo el menor intento por detenerlos.
Atravesar la cafetería fue relativamente sencillo. Unos cuantos rayos de luz se filtraban por las cortinas, y Daniel usó su celular como lámpara para no sufrir accidentes con el mobiliario; cuando el cuarto pilar abrió la puerta que les permitía el acceso a las escaleras, Violeta ya no pudo resistir a molestarle con ello. Era un Sacerdote con habilidades de ladrón. A cambió se ganó una reprimenda visual por parte de su hermano, y una seña para que se mantuviera en silencio.
Ella se limitó a sacarle la lengua y recordarle entre susurros que Pandora tenía los sentidos más desarrollados que los tres juntos, así que por más cayados que estuvieran, para esos momentos ya sabría que estaban allí. Dicho alegato, le recordó una idea que tenía en mente desde el día anterior; lo que esperaba poder tratar más tarde con el Padre.
Cuando finalmente llegaron a la puerta del departamento de Gabriel, todos los intentos por evadir ese dolor en su interior, se volvieron en vano ante la apabullante aura de tristeza que irradiaba en el ambiente, y que se reflejaba en su pecho como si fuese el espejo de aquel sufrimiento.
La exorcista tenía unas ganas incontenibles por entrar y abrazar a la vampiresa, consolarla y asegurarle que todo estaba bien, aun cuando ella misma sabía que no era cierto; y no es que quisiera darle palabras vacías, sino que necesitaba hacerla comprender que debía seguir adelante, porque eso era lo que el nefilim quería. Sin embargo, no estaba segura de cómo hacerlo; de hecho, solo pensarlo le atrofiaba los músculos y la convertía en muda.
Ellas no eran amigas, y saber tanto la una de la otra de forma tan indirecta, parecía una burla de mal gusto por parte del destino. Pero estaban irremediablemente unidas, y tarde o temprano tendrían que hablar al respecto.
-Creo que lo mejor será que entre solo...-. Daniel fue el primero en hablar, luego de que sus neuronas estudiaran a ritmo frenético las opciones... tan frenéticamente como los latidos de su corazón; todavía podía recordar la imagen de la vampiresa en su visión, y también en la realidad. Un contraste complicado de ansias asesinas por un lado, y sufrimientos por el otro; aunque ambos bañados en sangre
-Dijiste que Joel podía acompañarte...-. Su hermano siempre sería la prioridad ante todo y todos
-Puede quedarse conmigo, pero...
-Eso podría resultar peor dada la situación...-. Les interrumpió el Sacerdote. -Daniel ha estado con ella por un tiempo, le es familiar; y lo que ocurrió...-. Suspiró sin saber muy bien cómo expresarlo, ya que la mirada de Violeta era de pura curiosidad. -No creo que quiera ver a nadie...
La mano de la exorcista de nuevo se fue hasta su pecho, había hecho ya el mismo gesto unas cuatro veces, sin siquiera ser consciente de ello. De verdad quería verla, pero no era nadie para ayudarla.
-Es verdad, lo siento. Pero...-. Su otra mano se aferró a la del Profeta con miedo y agradecimiento a partes iguales. Era tan extraño tener los sentimientos de alguien más en sí misma, que era como estar mareada sin que el mundo girara. -Ten mucho cuidado...
-Lo mismo digo...-. Contestó él regresando el apretón antes de liberarse
Si tuviera que ser honesto, tampoco estaba muy feliz de dejarla ir y quedarse solo. Apenas el día anterior tuvo una de las peores experiencias de su vida, y la sola idea de alejarse de Violeta, aunque fueran un par de metros, le ponía en un estado de ansiedad insoportable. Era lo único que tenía, que le quedaba; pero no podía darse el lujo de sucumbir a sus miedos.