Damon atravesó el escudo sin ningún problema, pero consciente de que Luc habría notado lo que hacía, y esperando que eso le hiciera estar más atento en la vigilancia de Violeta. Si bien ninguno de los dos encontró nada fuera de lo común en el complejo, no podían confiarse a que las cosas fueran así de simples. Nunca eran así de simples.
Razón por la que se detuvo en el límite marcado por los poderes de la exorcista y su pilar, para dar un último vistazo a la barrera antes de marcharse; necesitaba asegurarse de que sería suficiente para defenderla en caso de un próximo ataque... porque él no estaría cerca, y probablemente no tendría oportunidad de llegar rápidamente...
El círculo de llamas quedó marcado en el suelo cuando su propio sello le abrió camino por el bosque, y la nieve a su alrededor se derritió en un lago cristalino que se solidificó casi al instante cuando apareció al otro lado de la línea. Sin embargo, apenas había salido su poder se levantó de nuevo, y lo llevó en una dirección colindante a la cabaña ocupada por el grupo de amigos, a pesar de que por la distancia muy apenas y lograba distinguirla. Pero tal como dijeron, era la más alejada en toda la villa, a tal grado que casi estaba en la frontera de la propiedad.
-¿Sigues aquí?...-. Su voz tenía un matiz de burla en ella, pero no podía terminar de borrar la amargura de sus facciones. Se dio cuenta de su presencia esa mañana, y creyó que ingresaría a la propiedad antes de que se alzara el poder del pilar; para su sorpresa no lo hizo, razón por la que le extrañaba un poco haberlo encontrado
David estaba parado a unos cuantos pasos del escudo, mirando con ese gesto natural suyo hacia un punto que el demonio no terminó de identificar. Su apariencia completamente divina, con las alas contraídas a su espalda, los ojos en un azul que era reflejo del cielo, y su aura plateada más radiante que nunca ayudada por el paisaje en general.
Al escucharlo hablar, el ángel se giró para enfrentarlo.
Había logrado vislumbrar algunos de los encuentros que tuvieron Violeta y Damon cerca de la cabaña, y aunque una parte de él se había mostrado bastante dispuesta a intervenir, siguió en su papel de espectador analizando aquello que no lograba entender, e ignorando totalmente el abismo que intentaba absorberlo en su interior.
Si le preguntaban, si alguien llegaba a cuestionar respecto a sus sentimientos al ver aquellas escenas, no negaría que los celos y un sin fin de emociones negativas que eran inadecuadas para los de su clase, habían estado presentes en cada uno de sus movimientos. Sin embargo, la tentación por caer había sido reducida a un segundo plano, ante la curiosidad de descubrir esa pieza faltante en tales acciones.
Conocía la verdad tras el demonio, su nombre, su historia, su pecado; pero por alguna extraña razón, viéndolo allí con la última descendiente de Salomón, sentía que lo más importante se estaba escapando de su entendimiento; y esa duda era la que le mantenía en una fría calma que sosegaba el ardor de su dolor por lo perdido.
-¿Encontraste algo?-. Preguntó. Quería decir tantas cosas, pero fue la única que pensó era lógica para iniciar aquella conversación, además de que debía ser la más importante... aun así, no podía parar de mirarlo cómo lo más raro jamás encontrado
El demonio arrugó el entrecejo al notar la atención obtenida, pero supuso que se debía a la burla que acababa de hacer.
-Nada...-. Negó con la cabeza
-¿Y Luc?-. ¿Qué era? ¿Qué era eso que se le estaba pasando? Ya sabía de su amor, entonces qué más necesitaba saber...
-De acuerdo a lo que me dijo, nada. Estuvo investigando lo del premio, pero aparentemente hubo una confusión en el nombre, que le permitió a Esteban ganar sin ser realmente quién ingresará en ese juego