Violeta sentía la irritante mirada atravesando su cráneo.
Al principio había decidido ignorarla concentrándose en alcanzar sus sueños... no esos donde alcanzaba sus metas, sino esos que la dejaban en un grado casi inconsciente y por los cuales su hermano le había dado un apodo; sin embargo, el peso de los ojos en su espalda era demasiado fuerte para desestimar. Probablemente por la identidad de su dueño.
Mika.
El pequeño ángel iba sentado en el asiento trasero del jeep de Daniel, junto a ella; que de por sí estaba de mal humor por haber sido relevada de copiloto a pasajera gracias a Pandora; sin contar que se tuvo que levantar a las 5am, lo cual francamente le parecía una exageración, especialmente cuando últimamente no podía dormir tan bien como se le daba antes de que el mundo sobrenatural decidiera cazarla.
Si a eso encima le sumaba los guardaespaldas que el detective Morgan le había impuesto sin opciones a debatir, y que arruinaban un poco sus planes; lo cierto es que su mal humor ya había llegado al punto máximo de su culminación. Francamente, había aguantado más de lo que creyó.
-¿Qué?-. Rugió en un susurro exigente, sin siquiera abrir los ojos. Todavía conservaba la esperanza de quedarse dormida en cualquier momento, a pesar de que estaban a nada de llegar a su destino.
-¿Qué de qué?-. Fue su hermano el primero en responder. Luego de su batalla por los asientos, todavía estaba a la defensiva... y sorprendido, altamente sorprendido, ya que Violeta había cedido solo cuando la vampiresa le dijera con tono casual, que ella nunca viajaba en la parte trasera. Jamás había visto a Violeta actuar con tanto respeto a la hora de tragarse sus palabras. Seguramente por la influencia de Gabriel.
-No te lo digo a ti, se lo digo a Mika...-. Esta vez se enderezó y medio giró el cuerpo para encarar al aludido. -Has estado mirándome todo el camino, así que dime ¿Me brotó una segunda cabeza espiritual, o qué tanto me ves?-. Preguntó frunciendo el ceño
Él levantó una ceja con elegante gracia, que hizo a la exorcista removerse una pizca arrepentida por su tono de voz. No olvidaba su nombre real, solo estaba demasiado molesta para controlar sus impulsos.
-Te estaba estudiando...
-Sí, me di cuenta. Pero sigo preguntando ¿Por qué?-. Esta vez fue más neutral con sus modos
-Tengo curiosidad por lo que hiciste anoche...
Violeta entrecerró los ojos con la cautela haciendo acto de presencia en sus enfadadas neuronas. A pesar de saber quién era, simplemente no podía fiarse de él... no podía, no quería, y tampoco entendía porque.
-¿Lo de Luc volviéndose guardián? Ya les conté todo...-. Lo más importante para efectos inmediatos; menos lo de la trampa...
-No, eso no...-. Su pequeña mano se movió en el aire negativamente. -Lo de Damon...
La mención del nombre hizo que otro par de ojos verde se clavaran en ella a través de un espejo. Daniel ni siquiera se tomó la molestia de pretender; ya que estaban todos allí metidos, no tenía caso.
Por otro lado, la última descendiente de Salomón, quedó en blanco.
La maquinaria en su cerebro comenzó a moverse tratando de encontrar en su memoria una respuesta, pero entre las imágenes que logró recapitular no encontró nada digno de mención; y dado que era Mika quien lo decía, al menos debía ser algo relativamente notorio.
-¿Qué cosa?
-Lo que hiciste anoche, no te hagas la inocente...-. Apuntó infantilmente, haciendo que todo se volviera mucho más vergonzoso