Cuando el auto se detuvo frente a la casa, Violeta sintió su pecho removerse en agradable reconocimiento; mientras que los músculos tensionados de Daniel finalmente se relajaron. Estaban por cumplir cinco años viviendo en ese lugar, pero sin duda alguna, ambos podían afirmar que ese era su hogar.
Aquel en el que su familia tuvo momentos de felicidad fue quemado hasta las cenizas, y durante su estancia con su abuela, aunque estuvieron "bien", nunca se sintieron como si pertenecieran allí. Quizás podían culpar de ello a la edad y la falta de madurez para apropiarse de tal espacio, no lo podrían saber con certeza; sin embargo, esa pequeña residencia a la que llegaban, y en la que habían estado totalmente por su cuenta, era, sin lugar a dudas su hogar.
-Ese suspiro podría romper el suelo...-. La voz de Eric tenía una nota de diversión, que se reflejaba en su mirada desde el espejo retrovisor
Había sido el detective quien personalmente los llevará de vuelta, pues a pesar de que todavía tenían muchas cosas que hacer con el incidente ocurrido el día anterior en la otra ciudad, no estaba dispuesto a arriesgarse a perder de vista a los Cábala. Tan decidido de ello se encontraba, que incluso había tenido la desfachatez de llevarlos en un coche patrulla como convictos en la parte trasera; también les quería poner esposas, pero accedió a no hacerlo cuando Violeta juró con total seriedad que no planeaba ir a ningún lado.
No fue tanto la convicción con lo que ella lo dijo lo que le convenció, sino la forma tan extraña que lo miraba desde la noche pasada en que volvió a visitarlos para contarles como seguían desarrollándose las cosas. Era como si de un minuto a otro él se hubiese convertido en la cosa más fascinante jamás vista; tan así, que incluso Daniel lo notó y preguntó sin inhibición alguna en su presencia, qué tanto le veía. La exorcista no les podía decir que a través de su vínculo con sus pilares, podía sentir algo referente a Morgan por parte de Luc, ya que ella tampoco lo entendía; así que simplemente se limitó a negar con la cabeza respondiendo casualmente que no lo sabía, pero que no lo podía evitar.
La verdad sea dicha, al principio se sintió algo incómodo; pero luego de los primeros minutos, simplemente decidió que fuese lo que fuese, por lo pronto esperaba que bastara para tenerla vigilada, incluso si era él el que parecía vigilado.
-Si seguimos así, los vecinos terminarán por querer que nos marchemos...-. Respondió Daniel con una mueca entre molesta y apenada, notando como uno de los mencionados, miraba atento la patrulla al tiempo que terminaba de hacer unos arreglos en su pequeño jardín
Estirándose tanto como pudo en el reducido espacio, y con un bostezo que parecía intentar comerse completo el mundo, Violeta observó en la dirección que indicaba su hermano. Estuvo dormida desde el primer minuto en que se introdujeron en el auto, ya que apenas y pasaban de las 6am cuando emprendieron la vuelta. Lo que le habría parecido una ofensa, de no ser porque estaba ansiosa por regresar. Eso provocó que el viaje transcurriera en un silencio sepulcral e incómodo tanto para Daniel como para Eric.
-Podemos decir que estás haciendo prácticas de la escuela, y que hemos conseguido amigos en altas esferas de la sociedad...-. Aseguró la exorcista con desfachatez desinteresada. Tenían problemas mucho más serios que la comitiva de vecinos; además, dudaba que alguien les dijera algo porque siempre habían sido bastante tranquilos... Esperaba...
-Qué no te escuché Susan...-. Eric esbozó una sonrisa al abrirle la puerta desde el exterior para que pudieran bajar. -El tráfico de influencias no es para nada lo suyo. A mí en cambio, siempre pueden invitarme a ser su cómplice...-. Dijo guiñándole un ojo, luego de ayudarla a salir como todo un caballero. -¿También quieres que te abra la puerta?-. Preguntó con total inocencia hacia el Profeta.