Susan sentía un nudo en la garganta que le estaba dificultando de sobremanera respirar; y un torbellino de ideas en la cabeza, que ya la tenían mareada.
Había sido como una bomba de luz en su interior. Cuando Luc tocó aquel sobre, fue como si una ventana se hiciera añicos y algo extremadamente brillante explotara en su cerebro, dejando a su paso un rastro de imágenes que no alcanzaba a comprender del todo. No porque no las entendiera, sino porque no se explicaba cómo no las recordaba antes.
Si bien era joven en aquella época, lo cierto es que tampoco lo era demasiado como para haber perdido la noción de los hechos. Además, tampoco había pasado tanto tiempo como para que simplemente lo olvidará. Esto se trataba de algo más.
Tratando de mantener un hilo en lo que su mente reproducía sin orden o cuidado, la detective se quedó parada en medio de la calle rodeada por el caos, escuchando tras de sí marcharse la ambulancia en que iban los hermanos. ¿Por todos los cielos, cómo lo pudo olvidar si recordaba haberlos cuidado?
Pero es que ese era justo el detalle interesante en la situación. Tenía el conocimiento de que los conocía; pero en medio de todo no era capaz de dar pasos más atrás, eso sin contar que ni siquiera se había puesto a intentar entender el porqué. Bastante raro. Entonces resultaba que el semidemonio tocaba los archivos que según Eric estaban sellados, y bum, todo empezaba a volver ¿Sería posible que ella estuviera bajo un hechizo? Más que obvio a decir verdad.
Entonces, como un escalofrío que advierte el peligro, la piel de LeBlanc se erizó ante la cercanía invisible de cierto semidemonio. Había llegado a la conclusión de que el chico lo hacía a propósito para advertirla de su presencia, y lejos de molestarle, le pareció un gesto de lo más amable dado que aparentemente no muchos gozaban de tal ventaja. Por supuesto, no se lo diría jamás.
-Y ¿Qué cosas va a revisar?-. Preguntó con tono despreocupado tras ella...
-¿No deberías ir con ellos?-. Ni siquiera le miró. -Violeta parecía exageradamente tranquila, lo que se bien, es perturbador...-. La había enfrentado ya con ese estado de calma, y sabía por experiencia personal que no tenía la menor compasión a la hora de atacar
Una sonrisilla entre dientes le acarició el cuello cuando Luc reacciono a lo que decía; probablemente estaba al tanto de a que se estaba refiriendo. Le resultó extraño notar su humor, y se preguntó si solo sonreía al completo para la exorcista. Lo había visto hacerlo una vez, las sombras a su alrededor simplemente se desvanecían.
-Está bien. Encontró a Daniel y recuperó a Gabriel. Ella va a estar bien...-. Dijo con una mano tallando su pecho, como si lo que decía pudiera sentirlo... cosa que pasaba
Los ojos de Susan se abrieron ante lo que escuchó, y por un breve instante, nada de lo que pasaba a su alrededor o en su cabeza, tuvo tanta importancia como el nombre que aferró como un bote salvavidas.
-¿Qué has dicho de Gabriel?-. Se giró con rapidez, tenía que verlo a los ojos para asegurarse que era verdad
-Lo recuperó...- Afirmó con orgullo
Un doloroso peso se liberó de los hombros de la detective, soltando al tiempo el agarre del nudo que tenía en su garganta. Quizás no lo había conocido el tiempo suficiente, y tampoco supo realmente con quién estaba hablando nunca, esa parte de ángel que hacía eco en todo su ser, y que daba sentido a su abrumadora personalidad; pero el nefilim la marcó de una manera que jamás podría describir... y desafortunadamente tampoco agradecer.
No obstante, saber que finalmente su alma estaba libre de ese ser que se atrevía todavía a mostrarse como divino, cuando sus acciones solo hablaban de locura y maldad, le hizo sentirse mejor a tal grado, que fue como si una tormenta de arena se disolviera en su mente.