Como si estuviera en un sueño, donde todo lo que pasaba a su alrededor era una lejana ilusión, y el caos de sus sentimientos, simplemente desaparecería al abrir los ojos, Violeta miró sin muchos ánimos la pequeña bodega que quedaba tras la cocina de la cafetería. Luego de su primer incidente al caer por hueco que conducía a los túneles... provocado por Leo, por supuesto... estaba segura que sin importar cuantas veces recorriera el mismo camino, nunca terminaría de superar su aversión y miedo por ellos.
Aunque al menos ahora entendía un poco de lo que ocurría allí abajo por la explicación de David; y gracias al tiempo que pasó en el verano trabajando con Gabriel, ya no se sentía tan incómoda entre todos esos artículos de películas de horror; sumado a que conocía a alguien que efectivamente era más aterrador que todo en conjunto, podría decir que no estaba tan mal. Pero claro, ese era el menor de sus problemas en ese momento.
-¿Bajas tú primero, o lo hago yo?-. La voz de Joel la sacó de sus ensoñaciones. Estaba parado detrás de ella, mirando con ojo crítico el lugar; y se detuvo por más tiempo del necesario en las muñecas de porcelana. Eran preocupantes en sí mismas a pesar de su belleza... se le antojaron un poco similares a Mirza.
-Mmmm...-. La exorcista lo miró de reojo, interesada por su manera de ver las cosas que le rodeaban. -Depende ¿Exactamente qué es lo que vamos a hacer allí abajo?-. Su voz parecía salir entre papel de lija, gracias al esfuerzo que hizo con la vampiresa para contener su propio dolor. No es que lo hubiese ocultado, eso habría sido imposible, simplemente se había limitado.
-A entrenar, te lo dije...-. Él la miró con un gesto que acentuó sus facciones
Antes de ir a hablar con Pandora, el Sacerdote le había explicado que el mejor lugar que tenían para que ella empezará a practicar más a fondo sus habilidades, probablemente eran los túneles, ya que a pesar de todo lo que ocurría dentro de ellos, las personas normales en la superficie no lo notaban. Su poder desatado no debería ser un problema allí.
La cosa era que se suponía entrarían por la Iglesia, ya que Joel estaba levemente relacionado con los alrededores; pero la vampiresa les dijo que sería bueno para ambos bajar desde su edificio, ya que debido a los entrenamientos que ella estaba teniendo con Daniel, los hellhounds rondaban el área, por lo que les sería más fácil atraerlos.
-Sí, si, esa parte ya quedó muy clara...-. La exasperación se delató un poco en su tono. -Lo que no entiendo es cómo. ¿Solo haré de cebo hasta que algo nos ataque? o ¿Vagaré eternamente perdida en el sitio? ¿Le mencioné que una de las cosas con las cuales no nací, es una brújula? Mi sentido de orientación es nulo...-. Estaba haciendo un esfuerzo épico en centrar sus pensamientos, respirar adecuadamente, y sobretodo mantener la correa firme en sus sentimientos. Estaba pasando por mucho, y si estos eran la clave de su poder, sabía que no podía ser una buena idea forzarlos a salir... aunque Damon, Daniel y todos los demás dijeran lo contrario...
El ceño de Joel se frunció reprobatoriamente, y ese aspecto de general dictando órdenes perfiló los bordes de su presencia haciéndolo un hombre verdaderamente intimidante. No obstante, tal rudeza no lograba solidificar el plateado intenso de la compasión en sus ojos.
-Entonces usarás tus poderes para ubicarte...-. Le respondió antes de dar un paso y aterrizar de modo práctico sobre la pequeña montaña que intentaba nivelar un poco la caída
Ella respiró un par de veces antes de animarse a seguirlo, esperando que realmente su plan fuese bueno.
-Si tan solo fuera tan fácil como decirlo...-. Violeta cayó de un brinco sobre el montón de tierra, y Joel le tomó la mano para estabilizarla antes de que terminara tendida boca abajo