10. SECRETOS

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10. SECRETOS

Salí de la casa y me senté en la entrada. El cadáver aún estaba tirado en la entrada  frente los coches, que seguían abiertos. Me encendí un cigarrillo, estaban volviendo a mí los malos hábitos que tanto me había costado quitarme. Aspiré un par de veces, notando cómo se llenaban de humo mis pulmones.  Oí un pequeño ruido, pero pensé que sería algún animal por el bosque. El sonido volvió, era un gruñido. Levanté la mirada y encontré que el cadáver del chico se había levantado.

Cuando quise darme cuenta, ya no estaba en la granja, había huido al bosque atrayendo al caminante detrás de mí. Encontré una rama lo suficientemente grande como para poder pegarle al caminante. Golpeé su cabeza una y otra vez, hasta que quedó completamente destrozada.

Miré a mi alrededor y estaba sola. Comencé a llorar desconsoladamente, dejando escapar con cada una de las lágrimas todo aquello que me estaba quemando por dentro. No entendía cómo había sido capaz de retener tantas cosas, y es que desde que había muerto Preston, yo no era la misma. Había perdido a mi marido, había perdido a la persona que más me había querido y cuidado. Ahora estaba desprotegida.

Mire el cadáver que tenía a mi lado, era mi culpa que estuviera así. No pude evitar pensar en cómo sería el chico, cuáles serían sus sueños o sus metas, o tan si quiera su nombre. Miré al cielo y susurré una pequeña oración rogando por su descanso y cómo no, por el perdón.

Desde el comienzo de este nuevo mundo, las dudas sobre si Dios existía o si no eran cada vez más frecuentes. Si Dios nos quiere, ¿por qué nos hacía esto?  No hallaba respuesta para ello.

Dudé si regresar a la granja, pero no quería hacerlo. No quería dar explicaciones sobre lo que había pasado. Encontré un hueco en un árbol, en el que me podría esconder, al menos durante unas horas. Al entrar en el agujero, me quedé con las piernas encogidas.

Noté algo extraño al sentarme, me di cuenta que era una muñeca, ¿Sería de Sofía?.  Apreté aquella muñeca contra mi pecho, como cuando de pequeña abrazaba a mis peluches cada vez que oía a mis padres discutir, lo que era muy a menudo.

Cerré los ojos para descansar la vista, pero el tiempo debió de pasar demasiado deprisa porque cuando los abrí de nuevo, el sol ya había salido. Salí del agujero y estiré las piernas, que las sentía agarrotadas por lo pequeño que era el agujero. En la otra mano llevaba el palo, me serviría por si algún caminante aparecía.

Corrí bastante rápido hasta la granja. Cuanto más me acercaba a mi destino, oía más fuerte las voces de unas personas discutiendo, pero no llegué a entender nada de lo que decían. Me detuve frente a la granja, en un pequeño grupo estaban reunidos Rick, Shane, Daryl y Lori. Ésta última fue la primera en verme, hizo el amago de acercarse a mí, pero Shane la adelantó. Me sorprendió mucho que Shane me abrazara, no solo por cómo lo había hecho sino por la fuerza que con él me transmitía.

-Nos has tenido muy preocupados… no vuelvas a hacerlo…

-Shane, hay algo que debéis saber... Se despertó –dije, pero por la reacción de Shane, no entendió lo que dije-

Shane me tomó de la mano y me llevó junto a los demás. Miré a Lori, quien tenía un aspecto terrible, estaba bastante pálida.

-Lori, encontré esta muñeca ¿es de Sophia? –pregunté, temiéndome que la respuesta fuera positiva-

-Sí –susurró- Iré a Carol a decírselo –

Después de entregarle la muñeca, nos quedamos los tres hombres y yo. Los miré a los tres, estaban deseosos de saber que había pasado, por qué había huido.

ZET (The Walking Dead Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora