50. MISSING
<Me despedí de Preston como cada mañana. Me preocupé por hacer la comida y limpiar la casa. Todo parecía estar tranquilo, pero de repente oí ruidos fuera. Solía ser un barrio tranquilo, por lo que esos ruidos tan extraños llamaron mucho más mi atención. Vi simplemente a un par de niños llorando y corriendo a lo largo de la calle, probablemente se habrían asustado con alguna tontería.
Ignoré aquello y volví a mis tareas. Estaba cansada de mi aburrida vida, pero sentía que no tenía solución, que era todo a lo que podía aspirar. No pasó mucho tiempo después cuando alguien llamó desesperadamente al timbre de mi casa. Corrí a abrir, pues hacía bastante que esperaba una importante carta de la escuela de enfermería.
Ni siquiera me asomé por la mirilla, abrí directamente. Detrás de la puesta estaba Rosita, la joven que cuidaba de la hija de mi vecina. Me llevaba muy bien con ella, podía decir que era lo más parecido a una amiga para mí. Sonreí nada más verla, pero ella parecía tener miedo o quizás preocupación, no fui capaz de definirlo en esos instantes.
-Vamos, entra –dije apartándome de la puerta, ella tenía al pequeño Thomas en brazos, que parecía estar tan intranquilo como su cuidadora- ¿Qué ocurre? –pregunté-
-Enciende la televisión, el vicepresidente está hablando de algo importante, algo muy gordo
Sentí un enorme escalofrío cuando encendí la televisión y la cara de mi padre apareció en ella. Un enorme cartel con “Virus Letal amenaza el país” se asomaba bajo su imagen. Él hablaba sobre un virus que amenazaba, en principio, tan solo el norte del país. Explicaba que
-No se preocupen, ciudadanos –decía- El gobierno de los Estados Unidos tiene la solución, pero rogamos precaución, vayan a sus casas y no salgan de ellas. Todo saldrá bien –aseguraba-
Miré a Rosita, quien intentaba calmar al pequeño. Se balanceaba sobre sí misma y se movía de un lado a otro.
-Nunca me ha caído bien ese tío...-dijo. Sonreí ante su comentario, si tan solo ella supiera que “ese tío” era mi padre- He llamado a la señora Winker, pero las líneas están colapsadas, esto no me gusta nada
-Ya lo has oído, solo afecta al norte, aquí estamos bien, solo hay que tener precauciones, quizás sea bueno que pidas unos días libres y te quedes en casa con tu familia… -miré el reloj de la pared, marcaba casi la una de la tarde-
-Eso haré –Dijo caminando hasta la puerta- Pero antes, debo darle de comer a este pequeño. ¿Tienes hambre? –preguntó con voz juguetona-
Poco después se marchó. Me quedé pensando en lo que había oído en la televisión, era imposible no preocuparse. Conocía lo suficiente a mi padre como para saber que hasta él, “el hombre de piedra” estaba preocupado, pude verlo en su mirada. Decidí llamar a Preston, saber que él estaba bien, pero como ya me había avisado Rosita, era imposible contactar con alguien por teléfono.
Intenté seguir con mi día borrando a ese hombre de mi cabeza. Preparé la mesa y terminé la comida. Me senté en el sillón del salón a acabar el libro de enfermería que, a escondidas de Preston, había comprado. Cuando oí las llaves entrar en la cerradura, me apresuré a esconder el libro bajo el sofá.
Me levanté y fui hasta la puerta. Me acerqué a Preston y besé su mejilla, después, como siempre, fingí mi mejor sonrisa.
-¿Cómo ha ido el día? –pregunté. Cada día le hacía la misma pregunta y no es que me interesara saber el estado de las cuentas de la empresa de Preston o si había conseguido otro inversor que apoyara sus proyectos, tan solo buscaba algún tema de conversación con él con el cual no acabáramos discutiendo-
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ZET (The Walking Dead Fanfic)
Fanfiction-Esto tiene que ser una broma... -Dije con un fastidio notorio- Habría preferido que fueras un caminante... -No puede ser cierto, tú no puedes estar delante de mí... -dijo completamente confundido- Solté una pequeña risa cargada de prepotencia. El...