ZET (The Walking Dead Fanfic)

27. NO ME JUZGUÉIS

27. NO ME JUZGUÉIS

Finalmente conseguí llegar a  mi celda. Tenía demasiados sentimientos revoloteando por mi interior, demasiados recuerdos martillando mi cabeza. Lancé todo lo que estaba en la cama al suelo produciendo un pequeño estruendo que hizo eco en la solitaria celda, pero no me importaba, no me importaba nada. Me acosté en la cama y me acurruqué entre mis propios brazos, y es que no tenía nada más que a mí misma.  Entendí que a veces, dormirse con el corazón roto y lágrimas en los ojos, podía ser la peor de las torturas.  

Desperté y sentí los ojos hinchados y un dolor punzante en el pecho. Me levanté de la cama, peiné un poco mi cabello con los dedos, acomodé mi ropa y salí de la celda, no sin antes, colgar de mi hombro, la catana. A pesar de haber conseguido descansar un poco durante la noche, mi aspecto debía seguir siendo terrible. Necesitaba un milagro para volver a parecerme a la de antes.

Me topé con Lori, quien me miró  con cierta desconfianza, supongo que por el trato que había tenido con ella hacía solamente unas horas.

-Buenos días, LeeAnna –me saludó-

-Supongo que es de día, pero de buenos… poco –contesté-

-¿Qué ocurre?

-Le dijiste a Carol que había estado embarazada, ella lo dijo ayer… y Daryl se enteró. Anoche me pidió explicaciones y tuve que contarle la verdad. Como entenderás, hoy no es un buen día –hice una pequeña pausa, en la que aproveché para arreglarme la ropa nuevamente- Pensé que podía confiar en ti.

-Puedo explicártelo. No quise decírselo, pero… cuando te enterramos me di cuenta que la que podía haber muerto era yo, y… simplemente se lo dije. No pretendía que ella se lo contara a Daryl, ni mucho menos… 

-Ya no importa, Daryl lo sabe todo… ahora simplemente tengo que medir mis palabra contigo. Ya no puedo fiarme de nadie –suspiré- prácticamente ni de mi misma.

-Estás siendo muy dura, con nosotros y contigo misma…

-Lori, he tenido que endurecerme. Y todos acabaremos así si queremos sobrevivir a esta mierda –hice una pausa-  Los juegos de casas de muñecas, campamentos de supervivencia y demás se deberían acabar. Y lo vamos a aprender por las buenas o con la muerte.  

-Aún tenemos una oportunidad, este lugar… yo pensé que era una locura pero… -No quería destrozar las ilusiones de Lori, en su estado podía ser fatal, pero  no estaba de acuerdo. La cárcel parecía segura, pero no lo sería para siempre. Lo sabía.

Lori y yo salimos al patio donde estaban Rick, Beth, Maggie y Hershel.  Me acerqué a éste último y con delicadeza lo abracé. Se sujetaba por una de sus piernas y unas muletas. Sentí mucha pena por su estado, él era alguien muy fuerte, pero estaba tan demacrado.

-Ya era hora que este viejo tuviera alguna buena noticia, me alegro de verte de nuevo, Dakota.

-LeeAnna –lo corrigió su hija pequeña- Te lo he explicado papá, su nombre es LeeAnna.

-No importa, Beth –dije con una pequeña sonrisa en los labios-

-¿Quieres comer algo? –Preguntó Rick- Carol está preparando algo para todos.

-No te preocupes, no tengo hambre

Mientras hablaba unos cuantos caminantes se acercaron a la valla más cercana. Sus rugidos me daban dolor de cabeza. Por lo que, tras disculparme por alejarme del grupo, fui hasta ellos y comprobé que mi catana funcionaba a la perfección. A través de las rejas conseguí pasar el filo y destrozar los cráneos de los mordedores. Me sentí feliz, era una buena arma y sabía que me sacaría de algún que otro problema.