20. NO DEBERÍAS ESTAR AQUÍ
-¿Y por qué debería ayudarte?
-Porque no eres como yo –En eso tenía razón. Quizás fue por eso que me dediqué los siguientes cuarenta minutos a sacarla la bala y coserle la herida. Ninguno de los dos dijo nada en aquél tiempo. Ambos ya habíamos hablado lo suficiente-
Al acabar mi tarea, salí de allí y fui hasta la habitación contigua en la que estaba Alice. Estaba acabando de recoger los últimos instrumentos que había utilizado con el Gobernador.
-¿Está bien? –Dije refiriéndome al líder de la comunidad-
-Se recuperará… No sé que ha podido pasar, pero ha sido bastante grave. Hemos perdido a uno…
-Vaya… pero… ¿por qué salen de noche? Es mucho más peligroso…
-No siempre entiendo las decisiones del gobernador –reconoció Alice- pero lo está haciendo bien, sé que estamos yendo por el buen camino. Woodbury es un buen sitio.
-Pareces muy segura, de verdad confías en este sitio…
-Es lógico, aquí trabajamos juntos y reconstruimos. No solo las cercas, las puertas y la comunidad sino también a nosotros mismos, nuestros corazones y nuestras mentes. Sé que dentro de muchos años, cuando escriban acerca de esta plaga en los libros de historia, escribirán sobre Woodbury.
No quise decir nada. Cada vez creía menos que ese futuro con el que Alice soñaba pudiera darse. No confiaba en que esta plaga tuviera un fin, sabía que tarde o temprano todos acabaríamos siendo caminantes. Esta plaga sería el fin de la humanidad.
En el resto del día Alice y yo no tuvimos mucho más que curar unos rasguños de un niño que se había caído mientras jugaba. Además, tuve el placer de conocer a Milton, quien según Alice, era el mejor amigo del gobernador y además, su mano derecha. Era muy distinto a éste, Milton era bastante más bajito que yo, llevaba gafas y era mucho más tímido e inseguro.
Antes de que oscureciera Alice y yo salimos de la consulta, ella se marchó en busca de su hija Chloe, yo en cambio decidí buscar aventura en Woodbury, encontrar algún rincón al que poder escapar siempre que necesitara estar sola. Era necesario para mí hacer eso.
Incluso antes de todo este desastre, cuando vivía con Preston, solía escaparme a una pequeña cafetería que estaba a un par de calles de la escuela de enfermería. Todos necesitamos un lugar tranquilo para pensar y ser nosotros mismos.
Llegué a la zona más alejada y menos concurrida de Woodbury. Notaba que mi corazón latía cada vez más rápido, intentando escaparse de mi pecho. "Vamos, cálmate, aquí estás a salvo", me repetía una y otra vez, pero no era suficiente para mí, me sentía indefensa.
Sentí mucho más miedo cuando oí unos gruñidos. ¿Dónde estaba mi fiel compañero el hacha? ¿Por qué no llevaba encima la ballesta de Daryl? ¿Por qué?
Los gruñidos se hicieron cada vez más constantes y fuertes, en el suelo vi una barilla de metal, no dudé en tomarla del suelo, la tenía cogida con mis dos manos.
Llegué hasta el final del Woodbury, aquello parecía una antigua fábrica de metales, tenía unas cuantas gradas y un campo de tierra en medio. ¿Qué era aquello? Parecía un campo de batalla de gladiadores. Terrible.
Lo siguiente que vi fueron unas enormes jaulas en las que estaban encerrados unos cuantos mordedores. ¿Qué demonios era eso? Me acerqué a ellos con miedo, empuñando la barilla como si de una espada se tratara.
-¿Qué haces tú aquí? No deberías estar aquí –una voz me sorprendió. Me giré y vi a Martínez delante de mí, mirándome de arriba abajo-
-Quería dar un paseo y encontré esto... ¿Qué demonios hacen estos caminantes aquí dentro?
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ZET (The Walking Dead Fanfic)
Fanfiction-Esto tiene que ser una broma... -Dije con un fastidio notorio- Habría preferido que fueras un caminante... -No puede ser cierto, tú no puedes estar delante de mí... -dijo completamente confundido- Solté una pequeña risa cargada de prepotencia. El...