ZET (The Walking Dead Fanfic)

26. THE LONELY

26. THE LONELY

-¿Enterrarme? –pregunté. Sin entender bien a qué se refería. Glenn se levantó del suelo y me ofreció la mano para ayudarme a levantarme. Fuimos hasta una de las verjas. Delante de ella reposaba lo que parecía ser una tumba con una cruz presidiéndola.

-Beth hizo esa cruz para ti…  

-¿Cómo habéis podido enterrarme si estoy viva?

-Daryl y yo volvimos  a la granja, esperábamos encontrar algo que nos indicara dónde estabais. Pero cuando llegamos todo era un caos, en el camino encontramos el cadáver de Andrea y cuando llegamos encontramos a T-Dog y uno que parecías tú. Llevaba ropa tuya y… Daryl fue el que confirmó que eras tú. No sé cómo pudo hacerlo…

Aquella historia me resultaba tan parecida. Yo también había encontrado un caminante que parecía Daryl. Fruncí el ceño pensando, ¿Coincidencia?

-¿Qué pasó exactamente? ¿Por qué tuvisteis que huir de la granja? –pregunté. Quizás aquello podía darme alguna respuesta-

-Hubo una explosión, ni siquiera sé cómo sucedió, ninguno podía respirar. El ruido y las llamas atrajeron a una enorme horda de caminantes, era huir o morir allí… así que cogimos los coches y nos marchamos de allí.

-¿Qué pasó con Shane?

-No estaba en la granja cuando la explosión, así que ninguno sabe nada de él.

-¿Entonces sigue vivo?

-Espero que no… -admitió Glenn. Me sorprendió mucho su respuesta. Puede que  Shane no fuera un santurrón, pero en el fondo tenía buen corazón, había dado mucho por el grupo. Eso me hizo pensar que Glenn me ocultaba algo, pero pronto lo averiguaría fuera como fuera-

-¡Dakota, Dakota!-oí que alguien me llamaba. Me giré y vi que Carl venía a nosotros corriendo. Fui hasta él lo más rápido que mi cuerpo me permitía. Finalmente nos abrazamos fuertemente. Oí incluso que el niño lloraba. Sin duda ese fue el recibimiento más efusivo de todos, Carl no me podía fallar-

-Mi pequeño Carl… -susurré. Estaba bastante más grande, su cabello estaba más largo. Cada día estaba más cerca de convertirse en un hombre-

-No vuelvas a irte nunca más –rogó- no quiero seguir perdiendo a mis mejores amigos

¿Cómo decirle a aquél niño inocente que tan solo iba a esperar a que saliera el sol para marcharme?  Si se lo decía, intentaría impedirlo y si no, le fallaría. 

-No puedo prometerte nada, pero tienes que saber una cosa, sea donde sea que esté, estaré contigo… aquí dentro –dije señalando su pecho. El niño no quedó muy conforme con mi respuesta, pero no encontraba nada mejor para decirle, nada que no pudiera herirlo -Carl, tengo una cosa para ti… -le dije.  Comencé a caminar hasta el recinto, haciendo que tanto el niño como Glenn me siguieran- 

Cuando llegamos a mi celda me percaté que está hecha un desastre. Tenía la camiseta que llevaba antes manchada de sangre en el suelo, la catana sobre la cama y junto a ésta la ballesta de Daryl con algunas flechas. Junto a la cama reposaba el bolso que me preparó Merle en mi huida de Woodbury.

-¿De dónde la has sacado? –me preguntó Glenn sobre la catana. Verdaderamente era impresionante. Estaba nueva y brillaba mucho. Era una lástima saber que pronto acabaría llena de sangre de algún mordedor-

-La encontré en Charming Town…

-¿Ese es mi regalo? –Preguntó exaltado el niño-

-No te emociones, no es eso… tus padres me matarían… -dije. Me agaché y busqué en mi bolsa, que estaba mucho más desordenada que el lugar. Finalmente encontré la chocolatina. Era una tontería, pero hoy en día, podía ser oro- Toma… -dije mientras se la entregaba-