16. NOWHERE LEFT TO RUN

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16. NOWHERE LEFT TO RUN

No podía quitar la mirada de aquella columna de humo, no quería darme cuenta de que la explosión provenía de la granja. No quería ni siquiera pensar que podía haber perdido todo de nuevo. No quería perder a mi familia.  

-Dakota, ¡Vamos! –gritó Andrea. Una horda de más de una cuarentena de caminantes venía hacia nosotros. Necesitábamos encontrar un refugio, porque nosotros tres no podríamos con todos- 

Corrimos hasta el coche, pero a su alrededor había unos cuantos mordedores que vinieron a nosotros en cuanto nos detectaron.

-¡A la farmacia! –indiqué. Elevé mi arma y comencé a disparar a los caminantes que veía. Puede que no fuera necesario, pero no era capaz de pensar con claridad lo que hacía-

Fuimos a la farmacia, entramos e intentamos cerrar, pero muchas de las puertas eran de cristal. Grave error ir allí, y la culpa era mía. Entramos a la trastienda, que era un lugar cerrado.

-¿Qué vamos a hacer? –Miré a Andrea. ¿Por qué hacía la pregunta? Para mí la respuesta era obvia-

-Tenemos que ir a la granja –contesté desesperada- Pueden necesitarnos… Tenemos que pensar cómo salir de aquí, llegar al coche y salir de este puto pueblo. ¿Cuántas balas os quedan? –pregunté-

-No las suficientes –admitió T-Dog- si salimos ahora es un suicidio

-Peor si no lo hacemos, puede que mueran otros en la granja. No sabemos qué está pasando…

-Esperaremos un rato, puede que los caminantes se distraigan con otra cosa…

-¿Y si no lo hacen? –Estaba de los nervios. Sentía que la cabeza me explotaría en cualquier momento, que el corazón se me saldría del pecho- Me llevé las manos a la cara cerrando los ojos, rezando por que todos estuvieran a salvo-

El tiempo comenzó a pasar. Estábamos sentados en la trastienda, para evitar pensar leí los prospectos de varias medicinas, que resultaron ser bastante útiles. Me fijé en el reloj que estaba colgado en la pared, sus agujas aun se movían. Marcaban las 8 y 46 minutos. Habíamos pasado casi todo el día allí encerrados.

-¡No aguanto más! –Me quejé- Sea como sea, voy a salir de aquí.     

Me levanté del suelo, acto seguido lo hicieron T-Dog y Andrea. Los miré y ambos me afirmaron con la cabeza, haciéndome saber que estaban preparados. Saqué un par de cuchillos de mi mochila y guardé uno en mi bota, y el otro se lo di a T-Dog.

Al abrir la puerta, un caminante se abalanzó a nosotros, pero T-Dog le clavó el cuchillo en lo que quedaba de su cabeza. Nos extrañó que fuera el único caminante que  había allí. Al salir de la farmacia nos dimos cuenta que el paisaje fuera era muy parecido, los pocos caminantes que había en la calle tenían las cabezas dividas en dos. ¿Quién, o mejor dicho quienes, habían sido capaces de hacer esto en tan poco tiempo?

-¿Qué demonios ha pasado aquí? –Preguntó Andrea-

-No importa, tenemos que salir de aquí, pueden aparecer mordedores en cualquier momento –T-Dog se encargó de apurarnos. Él se subió al coche, en el asiento del conductor, en cambio, Andrea y yo compartimos el asiento de atrás-

El pueblo ahora estaba completamente desierto, ni siquiera era habitado por caminantes. Habían desaparecido de la nada. Estuvimos el trayecto en silencio. Me fijé por la ventana que el humo que cada vez teníamos más cerca era blanquecino, llegando a confundirse en el cielo con las nubes.

“Más vale que ese hijo de puta esté vivo”  me decía una voz en mi interior.

Cuando por fin llegamos, detuvimos el coche, pero ninguno se bajó. Al menos un par de decenas de caminantes estaban por el suelo. ¿Qué coño había pasado? ¿Por qué habían quemado el  establo? Miré a cada uno de los mordedores quemados, deseando no reconocer nada, pero fallé. Reconocí que uno de los caminantes llevaba el gorro de Dale. Bajé corriendo hasta él, quizás seguía vivo.

ZET (The Walking Dead Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora