38. STRANGE BEHAVIOUR

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38. STRANGE BEHAVIOUR

No sabía qué iba a hacer a partir de ahora, no sabía cómo iba a afrontar mi vida sabiendo que dentro de mí se escondía un monstruo. Lo único que tenía claro es que debía alejarme de ellos. Hoy había reaccionado así con el Gobernador, quién me aseguraba a mí que mañana no podía pasar lo mismo con Carl, o con Beth… con gente inocente.

No quería tener que marcharme de ahí, pero parecía ser la única respuesta.  

Elevé mi mirada, el cielo estaba lleno de estrellas, había olvidado lo bonitas que podían ser. Recordé cuando Preston me llevaba a la colina de Saint Peters para luego pasar horas y horas hablando y viendo las estrellas. Era de lo más romántico que hacíamos y realmente me encantaba. Deseaba con todas mis fuerzas que él estuviera junto a mí, él siempre tenía la solución para todo, siempre sabía indicarme qué camino debía seguir para no equivocarme. Desde que le había perdido había fallado en todas y cada una de mis decisiones, me sentía un imán para los errores.

Suspiré y el único ruido creado con mi aliento me provocó un escalofrío.   Me pregunté cuánto tiempo  estaría sola, si encontraría otro grupo del que finalmente querría huir, o si decidiría quedarme sola para siempre.

Noté que mi respiración se agitaba cada vez más, sabía que estaba en medio de otro de mis ataques de ansiedad, necesitaba aprender a controlarme  yo sola.  Llevé la mirada al infinito y me concentré en controlar mi respiración. Poco a poco mi corazón latía con menor velocidad, era como si todo dentro de mí se calmara.

-¿Estás bien? –preguntó alguien sobresaltándome, al girarme me topé con Hershel-

-Sí –murmuré-

Como una cobarde, hui de allí antes de que el más mayor del grupo hiciera  alguna pregunta comprometedora. No quería tener que dar ninguna explicación, no quería que se dieran cuenta que no tenía la respuesta a muchas de las preguntas. 

Al pasar por el comedor, me fijé que alguien había retirado los cuerpos y limpiado un poco la sangre. Me quede mirando el suelo, aún no era capaz de entender cómo lo había hecho, de dónde había sacado el valor.  

-LeeA,  mi padre te estaba buscando –El pequeño Carl llamó mi atención, el niño estaba a unos metros de mí, pero aun así, retrocedí unos pasos para alejarme más de él- Ahora estaba con Judith

-Le buscaré… -Murmuré- Deberías irte a al acama, es algo tarde como para que estés aun despierto... –Carl gruñó pero luego se marchó-

Continué mi camino hasta mi celda, descansaría unas horas y antes de amanecer me marcharía. Me quité las botas y me acosté en la cama, me cubrí con la manta, que a pesar de que no hacía frío, tenía la manía de hacerlo. Era como sentirme protegida.

-¿Estás dormida? –alguien en la penumbra preguntó. Me moví en la cama buscando que el reflejo de la luz iluminara el rostro de mi visitante, finalmente descubrí que se trataba de Daryl. Éste se acercó hasta la cama y se sentó en ella. Yo tomé una posición más erguida quedando justo a su lado- ¿Estás mejor?

-Supongo... –me pegué a él aún más, apoyando mi cabeza en su hombro -Perdón –le susurré-

-No pasa nada, todo está bien  -dijo serio-

Ahí estaba yo, disculpándome por algo que ni siquiera había hecho, pero sabía que le haría daño. Yo había pasado por eso cuando él se había largado, cuando creí que él se largaría ahora. Quería decirle tanto antes de marcharme, pero sabía que era mejor no decir nada.

Daryl giró su cabeza y besó mi frente. Comenzaba a arrepentirme de  mi decisión, pero luego recordé por qué la había tomado y todo volvió a tener sentido. Devolví el beso a Daryl, pero esta vez lo deposité en su mejilla.

ZET (The Walking Dead Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora