55. QUÉDATE CONMIGO

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55. QUÉDATE CONMIGO

Sabía que Daryl me había tomado la mano, pero ya ni siquiera era capaz de notar su tacto, no sentía nada, tan solo Paz.

Estaba segura, aquí acababa mi lucha.

<Abrí los ojos de golpe queriéndome encontrar con el rostro de Daryl, pero él ya no estaba a mi lado. Me encontraba en la misma cabaña, pero no lo parecía. Ya no estaba tan limpia, ni tan ordenada. A mi lado estaban los cadáveres de los hombres que había matado. Me levanté del suelo, aún seguía débil y no era a penas capaz de controlar mis movimientos. Intenté llamar a alguien, pero tenía la cara tan hinchada que tampoco era capaz de hablar.

Lo más extraño de todo era que no sentía dolor, sabía que tenía la cara hinchada y heridas por todo el cuerpo, pero no dolían, no sentía nada.

Caminé lentamente hacia la salida, tenía que irme de allí. Frente a la puerta había un enorme espejo que ahora estaba roto. Me detuve a mirarme, pero mi reflejo, ¡Oh Dios! Esa no podía ser yo, no me podía haber pasado a mí.

Ya no era yo, ahora era una de ellos. Ni siquiera era capaz de sentir tristeza por mi propia muerte, ni siquiera era capaz de asimilarlo. Simplemente era así.

Algo me hizo salir de la casa, era una fuerza que me dominaba, sabía que fuera había vida. Cada músculo de mi cuerpo se movía por inercia. Abrí la puerta a golpes que ni siquiera era capaz de controlar. Finalmente la puerta se abrió, al otro lado estaba Daryl. Me apuntaba con la ballesta directamente a la cara, pero no tenía miedo, tan solo, necesitaba robarle la vida que yo había perdido.

-¿Cómo has podido hacerme esto? –Dijo- ¿Por qué?

Quería contestarle pero no sabía cómo. En un instante, Daryl desapareció, pero en su lugar estaba Carl con Judith en brazos.

-Has roto la promesa –dijo con lágrimas en los ojos-

Y de nuevo, desapareció sin más.

No era consciente de mis movimientos, ni de lo que hacía. Era como si una fuerza superior a mí me guiara, como si me indicara qué debía hacer. Sentí hambre y me llevé algo a la boca, algo que tenía en mis manos de casualidad: era un pequeño brazo, como si de un bebé se tratara.

Ni siquiera fui capaz de alarmarme. Me fijé en mi estómago, estaba repleto de sangre y de él se desprendía un pequeño cuerpecillo>

-Vamos, no me dejes –oí lo lejos- ¡Quédate conmigo! –Esta vez su voz sonó mucho más clara. Hice un gran esfuerzo por abrir los ojos, tenía que hacerle saber que estaba bien- LeeA –oí en tono de súplica, después unos sollozos. Conseguí abrir los ojos y me encontré con los de Daryl, que llenos de lágrimas me miraban desesperados. Se separó un poco de mí, quizás con miedo de que me hubiera convertido, pero lo sentía, estaba viva-

-Daryl… -susurré, a penas tenía fuerzas para hablar. Daryl me abrazó fuertemente y sollozó un poco junto a mí. Carl enseguida le entregó la manta que yo había cogido de su casa y, tras enrollarla, la colocó bajo mi cabeza.

-Hay una cama en esa habitación, voy a arreglarla para LeeA –avisó el niño-

Daryl y yo nos quedamos a solas, yo no podía desviar la mirada de él.

-Todo a ir bien –me dijo. Moví mi mano hasta su mejilla e hice el esbozo de sonreír, pero a penas podía gesticular-

Me sentía a salvo estando con él. Sabía que él me cuidaría y que cuidaría de Carl y Judith. Tenía que admitirlo, con él allí sentía mucha menos presión.

ZET (The Walking Dead Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora