CAPITULO XLV "EL TERMÓMETRO"

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A regañadientes Gib aceptó quedarse quieto como niño bueno en la habitación, claro que no dejó de tirar órdenes por aquí y por allá, pero se justifica diciendo que no ha movido ni un dedo

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A regañadientes Gib aceptó quedarse quieto como niño bueno en la habitación, claro que no dejó de tirar órdenes por aquí y por allá, pero se justifica diciendo que no ha movido ni un dedo. Es un tierno cabeza dura.

— No lo vayas a morder — le dije metiéndole el termómetro a la boca.

— No joy ejtupido. — dijo con el termómetro en la boca. — No tengo fiebre.

— Lo sé pero es mejor tener que necesitar, que necesitar y no tener ¿entiendes? — Le besé la frente — Coopera conmigo.

— ¿Te gujta mi consjterlacion en la espalda? Me van a quedar las marcas, voy a perder mil contratos de pojes dejnudas. — debería comer o en su defecto dormir, se ve cansado. — ¿Que?

— ¿Eres consciente de que nunca te dejaría hacer ese tipo de poses, verdad?

— ¿Por qué no? Ya lo he hecho antej. — dijo ladeando la cabeza con cierto ego.

Me limité a tragarme la risa — Okay... Mejor hay qué ver cómo está tu temperatura ¿sí? — Tomé el termómetro y por fortuna todo estaba normal — Felicidades, no tienes calentura. Bueno siempre la tienes pero no ahora — le guiñé el ojo.

— No voy a hacerme caldo de amor. — dijo mirándome con los ojos entrecerrados. — ¿Ya no me amas?

— ¿Por qué lo preguntas? — Tomé asiento junto con él tomándole de la mano — ¿Qué he hecho yo para que dudes de mi amor por ti?

— Es que creo que después de esto podría quedar parecido a Chucky, demasiadas cicatrices, hoy tuve que volar por la ventana pero en otro tiempo podría ser mi cara o algo así, tal vez quede poco atractivo ¿Comprendes? Pues haré lo posible para que mi cara quede entera, obvio de esto viviremos. — me guiña el ojo.

Reí por la bajo — Ay, Gib...

— ¿Que? Es la verdad, mi cara es lo que vende amor.

— Necesitas descansar, esa es la realidad. Ya después veremos lo demás.

— ¿Ya viste lo de tu vestido? Creo que aun podrías mirarte como una diosa. — me mira con atención. — a ver, date una vuelta.

Acepté riéndome con nerviosismo sin ninguna razón — Okay ya, en serio necesitas descansar, no quiero que tu mamá me regañe por no cuidarte o qué sé yo.

— Estoy bien, mamá sabe que soy un rebelde ¿Viste a Iridian? Es hermosa, se parece a mí.

— Concuerdo contigo. Y espera a que vengan los nuestros — dije para después besarle.

Le dio una tos que parecía matarlo, se atragantó con su propia saliva. — Hablar de hijos ahora es algo precipitado cariño. — volvió a toser. — Podríamos tener un hijo en unos 3 o 4 años.

Hice un puchero — ¿Tres o cuatro años?

— Si Sam, eres joven, necesito que estemos solos un tiempo ¿Qué tal si nos caemos gordos?

▬SHOOT ME DOWN: OR LOVE ME HARDER ▬PARTE 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora