CAPITULO LXI "PARANOIA"

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El viento soplaba fuerte, me acurruqué y extrañé como nunca a mi chiquito, alguien llamó a mi puerta y me levanté para ver de quién se trataba, era Renan, en la vida le había visto tan perdido, no quería ni mirarme

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El viento soplaba fuerte, me acurruqué y extrañé como nunca a mi chiquito, alguien llamó a mi puerta y me levanté para ver de quién se trataba, era Renan, en la vida le había visto tan perdido, no quería ni mirarme.

— Sam.

— ¿Qué pasa Renn? ¿Te sientes bien? – negó con la cabeza, vi una lágrima rodar por su mejilla y me llené de pánico, no pudo hablar, así que le ahorré el discurso, salí de la habitación para averiguar qué era lo que pasaba. Bajé rápidamente las escaleras, donde me topé de primera intención a Brady. – Brad, ¿Dónde está Gibs?

— Sam, no.

— ¿No qué? – nadie en el recinto estaba bien, yo no entendía qué era lo que estaba pasando, los miré a todos. — ¿Alguien quiere decirme algo? – todos se miraban, no iban a decir nada, los conozco, esta familia así es. Iba camino a la cocina cuando escuché el grito de la mamá de Gib, me aterró escucharla, me acomodé la bata y salí corriendo de la hacienda.

— ¡Mi bebé! – decía hecha pedazos, las lágrimas me brotaron solas, son una aparente explicación, Gael me detiene.

— No Sam, no, no.

— ¿En dónde está?

— Sam, necesito que me escuches. – me abrazó, impidiendo a toda costa que llegase a la camioneta en la que Gib se había ido de casa.

— Gael no, él no... Gael, por favor, por favor dime que no es cierto. – me sentía desesperada, lo empujé para que se moviera, pero es mucho más fuerte que yo, no puedo moverlo, y no hago más porque muy dentro de mí no quiero moverlo.

— Sam, no creo que sea bueno que le veas así, no te hagas esto. – le di un golpe a su entrepierna y corrí hasta la camioneta, el padre de Gib abrazaba a su mamá que no dejaba de gritar, a la distancia, logré ver la mano de Gib, sé que es su mano porque tiene el anillo con el que le pedí que fuera mi marido, escurría sangre de su mano, el aire me comenzó a faltar, solo logré ver su mano cuando Gael me tomó de la cintura una vez más.

— Sam, no. – lloré con fuerza contra su pecho, la fuerza me falló en las rodillas y terminé cayendo, azoté las manos en el suelo y grité, no podía respirar.

— Por favor. – dije sollozando, por favor, Gael.

— Sam, yo... — él estaba tan consternado como yo, se sentó en el suelo y me abrazó con fuerza permitiéndose llorar también, grité desesperada, no lo podía creer, no lo quería creer, me ensordecí y terminé tirada en el césped, miré el cielo y escuchaba su risa estúpida.

— Mírenla, ya me extraña y apenas me fui hace unas horas. – no podía moverme, no sé si él estaba ahí... lo estaba... pero no como yo quería... — ¿Sabes cuál es tú problema?

— Tú... — susurré por fin mientras sentía mis lágrimas calientes rodando por mis mejillas. — ¿Sufriste?

— Siempre serás lo primero y lo último que yo tenga en mente Sam, así que no, no contigo en mente...

▬SHOOT ME DOWN: OR LOVE ME HARDER ▬PARTE 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora