Por fin las cosas parecen estar tomando el lugar que le corresponden; sin embargo, el proceso no será fácil para ningún miembro de Carta Blanca ni aliados.
Gibrán y Samantha por fin están juntos después de haber ideado un plan perfecto para escapar...
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— ¿Y si primero me dices cómo es el ritual? Suena llamativo.
— ¿¿Nunca leíste sobre las bodas espirituales, mi amor?
Negué — Sinceramente no.
— Nos vamos a saltar esa parte en la que doy ganado para que te den en matrimonio a mí. — reímos. — se acostumbra darse un baño de temazcal antes de la boda, juntos, y después de ello estaremos listos para el siguiente paso.
— Okay tengo dos preguntas. Uno, ¿qué eso del baño? Y dos — reí ante su cara —, ¿cuál es el otro paso? No me veas así, no estudié a fondo sobre México.
— Un baño es una inmersión completa del cuerpo donde la persona puede permanecer sentada o acostada en un espacio determinado donde se produce vapor con piedras calientes, y que en ocasiones dentro de éste baño se pueden lavar el cuerpo con agua de plantas medicinales, que es lo que haremos, cielo; tenemos que ir de blanco. Al inicio de la ceremonia, ambos entran en un círculo marcado en la tierra por el sacerdote. Éste se coloca al frente y evoca los cuatro elementos naturales con la idea de que fortalezcan el lazo de la pareja en los años venideros. Entonces los esposos intercambian votos y anillos, o cualquier otro objeto que represente su unión.
No entendí mucho así que me hice la sabia, ya después tendría tiempo para ir por el Sir Google que todo lo sabe.
— Ahh...
— Va a ser tan bello, te encantará. — dijo emocionado. — ahora dime ¿Dónde quieres que sea la ceremonia de ley? ¿Cómo?
Recogí de vuelta mi cabello — Mmm... Bueno, mis padres se casaron en nuestra playa favorita de Galves... ton — bajé los brazos reviviendo de vuelta la nostalgia.
— Mis padres se casaron en 20 minutos, los Carrillo querían matar a papá así que tenía que correr, creo que podríamos ser capaces de crear nuestros propios recuerdos, hacerlo a nuestra manera.
Asentí sin ponerle demasiada atención — Tienes razón — dije poniéndome de pie.
— Me gustaría que lo hiciéramos a nuestra manera. — dijo mientras buscaba otra camisa. — ¿Estás lista?
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