Dicen que París es la ciudad del amor ¿verdad? Yo no puedo negarlo ni afirmarlo porque ya estado en varios lugares Con Gib y déjenme decirles que cada uno ha sido la ciudad, e isla, del amor así como lo es Roma justo ahora.
— ¿Por qué me ves así? ¿Me manché el vestido acaso o...? — tomó mi mano sonriéndome como sólo él sabe derretirme.
— Porque me gusta darme cuenta de que me casé con la mujer indicada. — me besa el dorso de la mano.
Sentí sonrojarme al instante — Siempre que tú me dejes serlo...
— Lo eres soy un hijo de perra afortunado y necesito que, me dejes quererte. — subió su mano por mi pantorrilla hasta mi pierna. — Deliciosa.
Reí por lo bajo — Goloso que eres.
Fue interesante que hubiera escogido esas palabras puesto que en ese mismo instante llegó el camarero con el postre.
— Tiramisú para la dama... — lo colocó frente a mí y el mundo se perdió.
— Muy — musité dando el primer bocado.
Gib miró su postre y después me miró. — ¿No te sientes mal que yo te siga prefiriendo a ti en lugar de un delicioso postre de avellana y chocolate?
— ¿Jm? — Ladeó un poco la cabeza —. Lo siento es que yo... — señalé mi delicioso, exquisito, bendito postre —.... me perdí esto está demasiado bueno, en serio.
— Esta mujer. — Dijo con los ojos entrecerrados — prefiere un postre que un hombre ¿Acaso es mejor que yo? — dijo algo alterado.
Limpié mi labio — Jm, no lo sé, déjame ver — lo tomé suavemente de la nuca y lo besé tirando ligeramente de su labios —. Rico — sin soltarlo tomé una cucharada del tiramisú —. Delicioso. Que cabrón eres, ganaste — volví a besarlo.
— Vivan los reyes de Carta Blanca.
— Pero aún tenemos un problema — le dije jugando con su nariz.
— ¿Si? ¿Cual? — dijo mientras me besaba mirando que nadie nos echara ojo.
Jalé el platillo — Quiero terminar mi postre — me reí de su carita, sólo porque tenía a mano mi celular, sino habría sido mi nuevo lockscreen.
— ¿Y si lo pedimos para llevar? ¿He?
— And there's a storm you are starting now... — canté o algo así mientras me chupaba el dedo tras meterlo en el tiramisú.
— Te conviene, pide otro para llevar, es mi oferta.
Le sonreí — Con que si ¿eh? — estaba por tomar otra cucharada cuando un malestar decidió interrumpir mi estómago —. No ahora — murmuré.
— ¿Sam?
Dejé la servilleta sobre la mesa deslizándome de manera lenta creyendo que así no explotaría. Al menos duré así treinta segundos antes de correr al sanitario y tener que despedirme cruelmente de mi cena.
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▬SHOOT ME DOWN: OR LOVE ME HARDER ▬PARTE 3.
JugendliteraturPor fin las cosas parecen estar tomando el lugar que le corresponden; sin embargo, el proceso no será fácil para ningún miembro de Carta Blanca ni aliados. Gibrán y Samantha por fin están juntos después de haber ideado un plan perfecto para escapar...