Por fin las cosas parecen estar tomando el lugar que le corresponden; sin embargo, el proceso no será fácil para ningún miembro de Carta Blanca ni aliados.
Gibrán y Samantha por fin están juntos después de haber ideado un plan perfecto para escapar...
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(Como en todos los caps, cuando colocamos canciones en cierto lugar es porque ahí deben comenzar a escucharla, altamente recomendable escuchar la canción, pueden probar con o sin la música, verán que la diferencia es demasiada, siempre escuchen las canciones que colocamos, fin del comunicado)
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Terminó la boda, apenas amaneció y Gib quiso volar a Santorini sin dar mayor explicación, el viaje no lo sentí, con él, el tiempo tenía una doble función, se detenía y a la vez avanzaba a la velocidad de la luz.
Apenas había comenzado a brillar la luna sobre Santorini y Gibby—enciende—provoca—pasiones ya había comenzado su show. Era consciente de su tortura y aun así continuó paseándose por la cocina en bóxers.
Apoyé mi mentón entre mis manos sobre la mesada — Joven, lo que usted hace se considera una crueldad hacia mi persona — dije meciendo la espátula en mi dedo.
— No hay crueldad en ponerme casi como Dios me trajo al mundo ¿Estás a dieta?
— Sí es cruel porque se supone no debo distraerme — giré el omelette —. Además, no deberías estar despierto.
— ¿Por qué no? Estamos en lo más alto, la vista es hermosa y la caída de muerte, deberías aprovechar sweet.
— Iba a darte una sorpresa — susurré "decepcionada".
— Yo también te tengo una. — Gib dio un par de pasos atrás y tropezó con una maceta, miré como en cámara lenta el amor de mi vida se caía por la ventana.
Tiré la espátula corriendo hacia él con un grito al fondo de mi garganta — ¡Gibran! — Bajé la vista y ahí estaba él, intacto y con una sonrisa socarrona, mientras que yo permanecía con la respiración agitada — ¿Qué demonios estás haciendo!?
Apenas había sacado la cara cuando la pirotecnia hizo lo propio, Gib saltó en la malla y todo comenzó a iluminarse, hasta la playa, que tenía luces con una frase.
— Sé que soy un idiota la mitad de las veces, porque la otra mitad suelo ser un imbécil, pero te amo con todo mi corazón, Sam, cásate conmigo, una y mil veces, quiero que seamos uno para siempre. — me gritó y señaló la playa, que tenía un enorme "¿Te quieres casar conmigo?".
No sabía si llorar por amor, porque estaba correcto sobre ser un imbécil, o quizás sólo quería subirlo y golpearlo hasta que se disculpase quinientas mil veces.
— Estás loco — le grité con ojos llorosos.
Tenía a mil gentes atendiendo el show y yo no me di cuenta, se movió por la malla y trepó hasta el balcón, me sonrió como nunca y me mostró un hermoso anillo muy a su estilo.
— Quiero amarte un poco, quiero ser tuyo un segundo, uno que nos dure toda la vida, y que entiendas que contigo, todo es posible, incluso que un bravucón cabeza dura como yo pida matrimonio lo mejor que se le ocurrió, te amo Chivata, dime que sí, es por educación.
