Por fin las cosas parecen estar tomando el lugar que le corresponden; sin embargo, el proceso no será fácil para ningún miembro de Carta Blanca ni aliados.
Gibrán y Samantha por fin están juntos después de haber ideado un plan perfecto para escapar...
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Regresamos a casa hace no menos de veinte minutos, pasé mi mano sobre mi nuca sentado en el sofá para relajar un poco los hombros. Repentinamente llegó un encargado de la seguridad avisando que dos Cadillac's blancos se dirigían para acá, nadie aquí estaba esperando visitas, y dudo mucho que fuera una de las buenas.
Saqué el arma de mi cintura preparando el dedo sobre el gatillo de camino a la puerta, llegando ahí vi bajar a un pingüino de la Cadillac con cara de estirado.
— Buena tarde — saludó dirigiéndose a mí con acento tropezado con el español —, la familia Asscher me ha enviado en busca de la señorita Thalía, ¿ella se encuentra aquí?
— ¿Y tú de qué película saliste? — dije molesto.
— Discúlpeme olvidé presentarme, mi nombre es Henry y soy el mayordomo de la familia Asscher. Creo recordará haberme visto ya hace unos meses atrás en su visita a la casa de campo de mi señor Evan.
— Dios santo ¿Qué haces aquí?
— Vengo con una invitación para con su hija — señaló la otra Cadillac, dos hombres bajaron con un arreglo floral cada uno y se colocaron a la par del mayordomo —. Mis órdenes son hablar de primera instancia con ella.
— Ha ya, el niño que habla bonito ¿Por qué no está él acá?
— Temo que la presión de la universidad le ha sido de impedimento.
— ¿Papá? — Llamó mi hija, venía con el celular en mano, sonrió en cuanto vio el mayordomo —. Entonces sí era cierto, envió flores para mí.
— ¿Que se cree este sujeto? ¿Qué puede cortejar a mi hija por mensajes de texto?
— Oh, papá.
— Que venga.
— Señorita — llamó su atención —. El joven Asscher espera las flores sean de su agrado, él se disculpa por no poder entregárselas en persona, sin embargo espera verla en el aeropuerto — explicó entregándole una carta en color blanco hueso y un sello personal en la solapa.
Tomó la carta y la abrió con emoción, me dejó leerla incluso. Una buena letra que decía "Apreciable señorita Palacios, me es una pena no poder llevar este presente ante usted, deseo en gran manera volver a verla, por ello quisiera hacer efectivo mi deseo y pedirle que venga a Holanda una vez más, no hay mujer tan hermosa como usted, por favor, honre este país con su presencia, quedo de usted, A. Asscher"
— Dios, los niños de ahora.
— Dentro de la misma podrá hallar la invitación para la gala anual en uno de los hoteles más lujosos que mi señor Evan ha construido en Holanda, debo agregar en confidencia, espero, que el joven Asscher le espera con ansias y no para de hablar sobre su entusiasmo de volverla a ver. Entonces qué dice, ¿aceptará?
