Por fin las cosas parecen estar tomando el lugar que le corresponden; sin embargo, el proceso no será fácil para ningún miembro de Carta Blanca ni aliados.
Gibrán y Samantha por fin están juntos después de haber ideado un plan perfecto para escapar...
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Me coloqué mi gabardina antes de salir de la habitación, miré a Samantha dormir y rogué que no despertara y sintiera mi ausencia, salí de la habitación, Danthe estaba esperando.
— ¿Todo en orden?
— Si, dile a Edén que esté al pendiente de Samantha, no creo que vayamos a tardar mucho. — Brady tenía lista la camioneta afuera, Daniel y Noah estaban esperando, miré a los lados asegurándome de que nadie nos mirara y subí. — checa que no nos sigan, no me fío todavía de ésta gente. — Brad asintió para mí y puso la camioneta en marcha, saqué mi arma y le puse el cargador, después la guardé.
— ¿Por qué te habrá citado a esta hora?
— Es una buena hora para hacer alianzas o una masacre, la cosa se va a poner como él quiera, Danthe, no te preocupes.
— Estamos listos para cualquier cosa, Gib.
— Lo sé Dany, lo sé. — entramos a lo que es la zona VIP del barrio chino, nos bajamos de la camioneta y entonces caí en la realidad; venía yo demasiado formal como para entrar a un antro, sin embargo, no vengo a bailar. Nos acercamos a la puerta de acceso que cuidaban dos hombres, me acerqué todavía más. — vengo a buscar a su jefe.
— ¿Quién eres? — sonreí ¿Por qué nadie entiende que no estoy de humor?
— Háblale a tu jefe, dile que el As está aquí. — dije con las manos dentro de la gabardina, el hombre se empujó la mejilla con la lengua y entró mientras nosotros esperábamos, segundos después salió y nos reverenció.
— Disculpe la interrupción, adelante. — entré, sin embargo otros hombres salieron de la nada y detuvieron a mis chicos, miré al asiático gigante que me había recibido. — el jefe solo lo recibirá a usted. — miré a Brady y asentí, sabe lo que tiene que hacer.
— No se preocupen, si no salgo rápido o escuchan cosas raras ya saben qué hacer.
— De acuerdo. — seguí el camino angosto detrás de una mujer pequeña asiática, se detuvo frente a una puerta y la abrió para mi haciendo una reverencia.
— El señor le espera al fondo.
— Gracias. — repliqué la reverencia y entré, apenas había dado unos pasos cuando miré la poderosa silla al fondo.
— Escapar del lago del dragón y caer en la guarida del tigre, con el viento fuerte se conoce la resistencia de la hierba.
— ¿Clases de proverbio chino a éstas horas, señor Chin?
— Toma asiento, As, siéntate. — me senté al frente del escritorio del señor Chin.
— ¿Qué es eso tan importante que tienes que decirme?
— Son varias cosas, me disculpo de manera formal con usted por sacarlo de su hogar ahora con tan buena compañía.
— No me gusta saber que sabes que mi casa está llena de las personas que amo, Chin.
