CAPITULO XII "TORBELLINO"

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Miré a Edilson guardando su equipaje

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Miré a Edilson guardando su equipaje.

— ¿Estás mejor? — asintió. — Edi, no podemos estar así.

— ¿Así cómo, Divanny Pradda? ¿Así cómo? — me dijo con aspereza.

— Besándonos y después ignorándonos.

— Estoy algo acostumbrado a ello, por si no lo recuerdas. — elevó en índice. — yo sí, tengo buena memoria.

— ¿Sabes cuándo nos vamos?

— ¿Tienes muchas ganas de platicar, verdad?

— Solo quiero estar en paz contigo, Edilson, no lo soporto más, me has estado ignorando durante meses, pasamos más tiempo enojados que felices, bueno, tú, porque yo no estoy enojada.

— Podrías aceptar que tengo mis razones, sé que lo que hice estuvo mal, la novia de uno de los nuestros es sagrada y yo no respeté eso cuando te besé por primera vez sabiendo de que eras de Adam.

— No soy una mercancía, Edilson, soy una mujer que toma decisiones.

— Si, ya me di cuenta de que eres una mujer que toma decisiones, sin embargo, ésta vez no te salió como debería; si antes soporté que fueras suya y mía, ahora no. — le pongo las manos sobre el pecho.

— Te necesito. — tensó la mandíbula, siente lo mismo, lo sé.

— Yo también. — se lanzó a mis labios, me azotó contra la puerta mientras se sacaba la camiseta, me quité la blusa, sin dejar de besarle.

— Te deseo, mucho. — lo besé. — mucho, mucho, mucho. — le apoyé con los jeans, me sostuvo con ambas manos mientras yo rodeaba sus caderas con mis piernas, entró a mí de golpe, le clavé mis uñas en la espalda, gemí al grado de dejar caer mi frente sobre su hombro. — ¿Hace cuánto que no hacíamos esto?

— Hace mucho. — me susurró mientras me agitaba en el aire; caminó conmigo hasta la cama, pateó la maleta que estaba sobre ella y me recostó. — ¿Fértil?

— No hoy. — le dije mientras lo atraía a mí, no quería perder el tiempo; giramos en la cama una y otra y otra vez mientras traía a mi mente viejos recuerdos, la primera vez que conocí el amor hasta este nivel fue a lado de este hombre. Debo aceptar que me daba molestia saber que Edilson había mejorado todavía más en el sexo y que lo había hecho experimentando con otras decenas de mujeres, agitó las caderas de modo tal que me quitaba el aliento, había momentos en los que no necesitaba respirar, seguí besándolo, de alguna forma, como si no lo fuere a hacer otra vez; y es que con Edilson Gabriel Castillo Reina nunca, pero nunca se sabe cuándo será la última vez, lo apreté con las piernas un poco más a mi cuando sentí el manojo de éxtasis explotar y recorrer mi cuerpo, atrapó mi gemido con un beso mientras él, también, se tensaba, aceleró el ritmo cuando estuve en el clímax sentí morir, pero lejos de eso, me estaban dando vida, salió de mi suavemente. Edilson tomó la sábana y me cubrió con ella al grado de hacerme taco, me abrazó con tanta ternura, con tanto amor que no pude soportarlo y rompí a llorar, me sentía avergonzada de tener dos corazones en mis manos y manejarlos a mi antojo como si no tuvieran sentimientos, lloré como un bebé, sin embargo, me percaté de que él también lloraba. — lo siento tanto, Edi, lo siento tanto.

▬SHOOT ME DOWN: OR LOVE ME HARDER ▬PARTE 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora