CAPITULO LXIX "NOCHE DE BODAS"

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— Está asustado

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— Está asustado. — y ahora yo también, Salvador tenía las manos dentro de los bolsillos mientras me miraba, es muy listo, igual que su hermano.

Limpié mis lágrimas — ¿De qué hablas?

— Conozco a Gib, le hice mucho daño y para hacerlo, tuve que pensar, conozco muy bien sus debilidades, tú eres una de ellas, no es que no quiera ser padre, teme ser un padre que pierda, Sam, aún no termina de procesar que lo de Sandy no sucede todos los días.

— Y lo entiendo es que... — tomé asiento frotando mi brazo —... no es posible que él no quiera hablar de esto. Cuando le dije sobre tener un bebé simplemente dijo "no" — lloré con la mano sobre mi vientre, iba a hipear en cualquier momento, lo sé.

— Te enamoraste de un soldado muy herido Sam, pero lo va a procesar, apenas y puede con la idea de que Iris esté aquí, debes ser paciente con él porque incluso yo lo pienso y me pongo paranoico, las cosas no están bien, hay gente aquí mismo que bien sabes no lo quieren y harán lo posible por dañarlo, él era un hombre sumamente peligroso hasta que tuvo qué perder, ahora puede perderte a ti, y nada como eso sería su ruina, sólo necesita un poco de paciencia.

Suspiré limpiándome las lágrimas — Lo sé, lo sé... — me coloqué de pie —. Perdona, tú no deberías hacerte cargo de esto — tomé un pañuelo acertando sobre el hecho de que mi maquillaje se había arruinado.

— Elegiste ser mi hermana ahora, la diferencia de esta familia a las demás es que tus problemas se vuelven los de todos, deberías volver a tu mesa.

— Elegiste ser mi hermana ahora, la diferencia de esta familia a las demás es que tus problemas se vuelven los de todos, deberías volver a tu mesa

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Debería sentirme avergonzado pero estoy tan feliz que eso no me cupo en la cartera. Llevé a Sam hasta la cúspide del hotel donde pasaríamos la noche de bodas, eran las 3 de la mañana y el novio ya estaba algo entonado con el tequila, sostuve a Sam en brazos y aunque mi costilla se quejó no tomé importancia, lo mismo sucedió con mi hombro. — ¿Estás feliz mamita?

— No — me dejó quieto —. Estoy mega feliz — rió besándome como sólo ella sabe —. Me la debes, me dejaste tentada desde hace horas.

El elevador se detuvo en el ático y grité como un mariachi loco. — Dicen que han de quitar las veredas por donde ando... Las veredas quitaran pero la querencia ¿Cuando? Chiquitita. — voy a aceptar en estos momentos que soy un ebrio consciente de mis actos, clavo mi cara por completo en las bubis de Sam sacándole una hermosa risa.

▬SHOOT ME DOWN: OR LOVE ME HARDER ▬PARTE 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora